DEVOCIONALES

30 de julio de 2025
¿Alguna vez le has pedido a Dios que te confirme si algo es Su voluntad por medio de una señal? Una de las cosas más características de la historia de Gedeón es precisamente el número de veces que necesitó la confirmación de Dios por medio de señales antes de dar finalmente el paso para liberar al pueblo de Israel de los madianitas y amalecitas. Primero, le pidió al ángel que esperase hasta que le preparase una ofrenda. Luego, puso un vellón de lana en la era y le pidió a Dios que, en la mañana, la era estuviera seca y el vellón mojado. Después, le pidió de nuevo esa misma señal pero a la inversa: que todo el campo estuviese mojado con el rocío de la mañana, pero el vellón completamente seco. Y, por si esas señales no fuesen suficientes, Dios confirmó varias veces a Gedeón Su plan, de esa forma lo animaba a ver cómo se encontraba el ánimo del ejército enemigo, y que en efecto iba a liberar al pueblo de Israel por medio de él. Podríamos pensar que el hecho de pedirle señales a Dios es algo que deberíamos hacer a menudo, para estar bien seguros de que caminamos en Su voluntad. Sin embargo, hemos sido llamados a caminar por fe, y no por vista (2 Corintios 5:7). De hecho, son varias las veces en la Biblia en las que vemos que el hecho de pedir señales es molesto a Dios, como cuando el ángel Gabriel le dijo al padre de Juan el Bautista que quedaría mudo por no haber creído su palabra (Lucas 1:20). Es increíble cómo Dios obra en la vida de cada uno de nosotros según nuestra necesidad, y de acuerdo a Su plan para nosotros. En el caso de Gedeón, Dios conocía los complejos e inseguridades que tenía, y es por eso que desde el principio le reafirmó en su identidad. De hecho, Él conocía cómo Gedeón no quería de ninguna manera dar un paso en falso que supusiera la destrucción del ejército de Israel, y por eso le confirmó de todas las maneras posibles, hasta que obtuvo la victoria. Querido/a amigo/a, ¡da hoy pasos valientes de fe! Y si notas que no lo tienes realmente claro, o que no tienes paz, pídele al Señor que te hable al corazón y que te confirme más cuál es Su voluntad para tu vida. ¡Él es tu Buen Pastor, y quiere guiarte en cada paso del camino! ¡Eres un Milagro! Christian Misch

29 de julio de 2025
Gedeón había decidido obedecer a Dios, aun a riesgo de perder su vida, y Dios dio sabiduría a su padre para que intercediera por él, y que así saliese ileso de esa situación. Sin embargo, el hecho de derribar esos altares produjo una reacción en las tinieblas, y los madianitas, amalecitas y pueblos de oriente se juntaron a una y acamparon en el valle de Jezreel, con la idea de destruir la ciudad. Las cosas se habían complicado. Esa acción de Gedeón, que hizo en obediencia a Dios, dio lugar a una reacción en cadena de acontecimientos que podían tener consecuencias devastadoras, y no parecía haber una solución clara. Es en ese momento que la Biblia dice que "entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. Y envió mensajeros por todo Manasés, y ellos también se juntaron con él; asimismo envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los cuales salieron a encontrarles..." (Jueces 6:34–35). Fíjate en la sucesión de elementos descrita en este pasaje: El Espíritu de Dios vino sobre Gedeón. Le inspiró a tocar el cuerno. Cuando lo hizo, los abiezeritas se unieron a él para la batalla Finalmente, recibió la sabiduría de mandar mensajeros para reunir a un ejército. El Espíritu de Dios es el que obró de manera milagrosa, y le mostró lo que tenía que hacer para obtener la victoria. Querido/a amigo/a, cuando derribas "altares" en tu vida, el enemigo puede que trate de intimidarte, pero ¡no tengas miedo! El Espíritu de Dios tiene siempre la solución, y si te dejas guiar por Él, te mostrará qué hacer y cómo hacerlo para salir ileso, y obtener al final la victoria. En este día, busca a Dios para que te muestre qué "altares" tienes aún que derribar en tu vida, y si ves oposición a ello, ¡alégrate! Dios, con la guía de Su Espíritu Santo, está a punto de darte una gran victoria ;D ¡Eres un Milagro! Christian Misch

28 de julio de 2025
¿Alguna vez has hecho algo que sentías que Dios te llamaba a hacer, y te has sentido inadecuado mientras lo hacías, fuera de tu zona de confort...? Dios dio una orden a Gedeón, diciéndole que tenía que derribar el altar de Baal y la imagen de Asera que había en la casa de su padre, y hacer un sacrificio a Dios con la madera de ese ídolo. La Biblia dice que "entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche" (Jueces 6:27) Seguramente Gedeón hubiese podido hacer esto él solo. Sin embargo, no estaba muy seguro de cómo hacerlo, y por eso pidió a 10 siervos de su padre para que le acompañaran en esa misión. Y además, como tenía miedo de ser visto, decidió al final hacerlo por la noche. Si tuviésemos que evaluar esta misión, seguramente podríamos decir que no fue la más "glamurosa" de Gedeón. Era la primera, y como consecuencia de ello Gedeón no se sentía muy preparado. Tenía miedo, y no tenía demasiada claridad de los pasos a dar, ni demasiada seguridad como para llevarla a cabo en el momento, ni suficiente confianza como para hacerla él solo. De hecho, muy seguramente que Gedeón, como cualquier principiante, cometió errores durante la misión, de los cuales luego se arrepentiría al repasar mentalmente lo que acababa de hacer. ¡Todo esto es lo contrario de lo que haría un héroe típico de las películas de Hollywood! Sin embargo, esta misión fue un éxito rotundo por un motivo: porque Gedeón venció sus miedos, y la llevó a cabo de la mejor manera que pudo. Todos, cuando Dios nos llama a hacer cosas que no hemos hecho antes, nos sentimos nerviosos, inadecuados, fuera de nuestra zona de confort... pero cuando aun así vamos y obedecemos a Dios, eso es lo que marca la diferencia. Querido/a amigo/a, Dios no busca perfección, sino que busca obediencia. ¡La perfección, de hecho, viene poco a poco como consecuencia de la práctica y de la obediencia! Si notas que Dios te está llamando a hacer algo, no tengas miedo de fallar. ¡Solo hazlo, y deja que Dios te enseñe y te perfeccione en el camino! Solo fallarás si al final decides no hacerlo. Tu obediencia es la clave para que Dios haga cosas preciosas, tanto en tu vida, como en la vida de los demás. ¡Eres un Milagro! Christian Misch

26 de julio de 2025
Como te comenté ayer, Gedeón fue escogido por Dios para liberar a Su pueblo. De hecho, el Ángel del Señor se presentó delante de Gedeón, y lo primero que le dijo fue: "Jehová está contigo, varón esforzado y valiente" (Jueces 6:12). Esto ocurrió mientras Gedeón estaba preparando el trigo a escondidas de los madianitas. En ese momento, Gedeón no se podía imaginar que él, uno de los más insignificantes individuos de Israel, pudiese ser la persona que Dios dirigiese para liberar a Su pueblo. Sin embargo, Dios veía algo diferente en Gedeón. Algo que nadie había visto en su entorno, y de lo que ni siquiera Gedeón mismo era consciente. De hecho, la siguiente cosa que el Ángel le dijo fue: "Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?" (Jueces 6:14). ¡Dios veía que el corazón y la pasión de Gedeón eran tan fuertes que, sin duda, era la persona perfecta para liberar al pueblo de Israel! Dios le estaba enviando, y, de hecho, Gedeón no solo liberó al pueblo de Israel, sino que fue unos de los jueces por más de 40 años, en los cuales la tierra tuvo paz. Querido/a amigo/a, Dios te conoce a la perfección, ¡mucho mejor que tú mismo! Él ve todo lo que ha puesto en ti, y lo que eres capaz de hacer en Él. No te fijes en ti, ni en tus limitaciones. ¡Dios es más grande que todo eso! A veces pensamos que es una señal de humildad el decir lo pobres y débiles que somos por nosotros mismos, pero en realidad es una señal de orgullo. Dios nunca nos ha llamado a centrarnos en nuestra pequeñez, sino al contrario, ¡nos llama a ver su grandeza, y a movernos por fe en Él! Lo único que Dios está buscando son personas con un corazón dispuesto a hacer lo que sea que Él les diga. ¿Serás tú una de ellas? ¡Yo quiero serlo! ¡Eres un Milagro! Christian Misch

25 de julio de 2025
La historia de Gedeón siempre me ha parecido muy inspiradora. Gedeón fue uno de los jueces de Israel después de que el pueblo entrara en la tierra prometida, y antes de que hubiese reyes en Israel. Su llamamiento, de hecho, fue muy particular. El pueblo de Israel, que se había apartado de los caminos que Dios les había mandado, estaba en gran dolor y sufrimiento, debido a sus vecinos, los madianitas y los amalecitas. En medio de su dolor dice la Biblia que "los hijos de Israel clamaron a Jehová" (Jueces 6:7). Y Dios no pudo contener sus deseos de ayudarles. Es por eso que les mandó un profeta y, luego buscó a alguien que tuviese un corazón alineado a Su voluntad, para poder liberar a Su pueblo. La persona a quién Dios llamó fue Gedeón, el más pequeño de la casa de su padre. ¡Estaba tan sorprendido de que Dios le llamase a llevar a cabo una misión de tales características! De hecho, no pensaba que era el indicado para ello, pero ¡Sí, sí lo estaba! Querido/a amigo/a, Dios siempre usa a personas para traer liberación y bendición, ¡y Él quiere usarte a ti también! A lo largo de esta semana, vamos a analizar la vida de Gedeón, y vamos a ver una serie de claves que aparecen en las Escrituras en relación con su historia que estoy convencido de que serán especialmente inspiradoras para ti. ¿Estás listo? ¡Eres un Milagro! Christian Misch

24 de julio de 2025
Hoy terminamos este pequeño devocional con la pregunta más importante que Jesús nos hace: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Jesús estaba llegando al final de su ministerio y su muerte en la cruz estaba cerca. Había sido rechazado por los religiosos y aunque la gente común le escuchaban con interés y apertura, no entendían realmente quién era. Para ellos era un hacedor de milagros, un gran maestro y les llamaba mucho la atención sus enseñanzas, pero no más. En medio de una oposición que aumentaba por días y rodeado de personas a las que caía bien, pero no lo entendían, Jesús salió de Israel y llevó a sus discípulos a Cesarea, un área de gentiles. Lo que ocurrió allí cambiaría el curso de la historia. Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?14 Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista;y otros, Elías;pero otros, Jeremías o uno de los profetas.15 Él les dijo*: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.Mateo 16:13-16 Jesús sabía que pronto lo colgarían de una cruz, y necesitaba urgentemente consolidar a sus seguidores con la seguridad de su divinidad. Primero les hizo una pregunta genérica sobre la opinión de las masas: ¿Quién dice que soy? Le respondió: "Algunos piensan que eres uno de los profetas" y mencionaron algunos. Pero después cambia la pregunta a lo personal: "¿Y vosotros? ¿Quién soy para vosotros?". La respuesta de Pedro fue clara e inmediata: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Está diciendo: "Sé quien eres, eres el Mesías, que viene para salvarnos y eres el Hijo del Dios Eterno". Es la primera vez que se pronunciaron esas palabras. Su confesión fue una confesión de fe y en esas palabras está todo lo que se necesita para la salvación. Jesús nos pregunta lo mismo hoy: "¿Quién dice que soy?". Tu respuesta puede ser que es un buen maestro, un gran ejemplo o gran hombre de la historia, pero hasta que Él no sea para ti, el Cristo, el Hijo del Dios vivo, no le has conocido y no sabes la respuesta a la pregunta mas importante de tu vida. Pero lo puedes saber. Jesús te llama hoy.

23 de julio de 2025
Jesús no hablaba por hablar. Cuando preguntaba algo era porque quería escuchar la respuesta de la boca del que escuchaba la pregunta. La respuesta revelaba lo que estaba en su corazón. Un día, Jesús pasó al lado de un estanque rodeado de enfermos que esperaban ser sanados, Él hizo una pregunta que casi parecíaque se burlaba de un hombre tirado allí. Juan lo cuenta así: Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Juan 5:5-7 Cristo preguntó, "¿quieres ser sano?" Aunque la respuesta podría haber sido un SÍ rotundo gritado de voz en cuello, no fue así. Respondió con explicaciones del porqué todavía no había recibido sanidad, era porque no tenía a nadie que le metiera en el estanque en el momento que podría ocurrir un milagro. Me pregunto porqué seguía allí sentado si no tenía a nadie. Seguramente Jesús sabía que no estaría allí día tras día, al lado de un estanque donde ocurrían milagros si no tuviera un poquito de esperanza de que un día algo bueno iba a pasar. Aunque no tenía a nadie, quizá un día tendría a alguien, lo que no sabía es que ese ALGUIEN fue Jesús. Cuando Jesús llega a nuestras vidas, llega para sanar lo paralizado por pecado, temor y complejos para que podamos levantarnos y andar con la cabeza en alto. El paralítico dijo, "no tengo quién.." Así estamos nosotros mucha veces. No tenemos quién nos sane, nos ayude, nos consuele. Nos sentamos al lado del estanque de la resignación y luego llega Jesús y nos pregunta. "¿Quieres ser sano?"o "¿Quieres ser libre?"¡Claro que queremos! Entonces Jesús dice: "levántate, recoge tu cama y anda!" Y nosotros con la ayuda del Espíritu Santo, nos ponemos de pie, podemos dejar nuestra cama de las circunstancias y tristeza y empezar a andar en fe.

22 de julio de 2025
Vamos a pasar al Nuevo Testamento y escuchar preguntas que Jesús hizo a sus discípulos. Jesús fue directo en sus preguntas y confrontaciones. Preguntaba para que sus seguidores tuvieran que pensar y responder y nos siguen haciendo esas mismas preguntas hoy. Cuando respondemos con honestidad, nuestras vidas dan un giro y seguimos siendo transformados. Jesús es nuestro ejemplo en todo y es un privilegio pensar que se interesa tanto en su creación, que nos hace reflexionar, haciendo preguntas agudas que pueden traspasar nuestros corazones. Jesús actuaba, predicaba y luego se aseguraba que sus discípulos entendieron lo hecho o dicho. Sus discípulos se habían encargado de la cena de la Pascua que iban a celebrar con su Maestro, pero se les olvidó un detalle importante y era tener un sirviente que pudiera lavarles los pies al entrar. Era una necesidad en ese tiempo, que un esclavo o siervo estuviera para limpiar el polvo y la suciedad de los que llegaban a casa. Cuando Jesús vio que faltaba un siervo para hacerlo, Él no tuvo ningún reparo en levantarse, tomar una toalla y agua y empezar a hacer el trabajo de un esclavo. Jesús estaba pensando en cuánto amaba a los suyos a pesar de que tenía la cruz delante. "…Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin". ¿Cómo amó a los suyos? Los amó sin condición, sin reserva, sin comparaciones, con paciencia y fe. Pero parece que buscaba una acción para sellar su amor en sus mentes para siempre y mostrarles de forma tangible cómo se ama de verdad. La Versión Nueva Internacional dice: "Entonces les mostró la plenitud de su amor". Les hace la pregunta del millón: Entonces, cuando terminaron de lavarles los pies, tomaron su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Jesús quería que realmente entendieran el porqué de lo que había hecho. Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis. Juan 1:13-16 Quería que tuvieran claro lo que era ser su seguidor. No iban a ser los "manda más" en sus ministerios, al contrario. Si nuestro Señor Jesús tomo el lugar del siervo más bajo para suplir una necesidad básica, no debe haber ninguna labor que rechacemos por humillante que sea. Podemos tomar la toalla y lavar pies.

21 de julio de 2025
Las preguntas que le hacemos a Dios, normalmente empiezan con, ¿por qué, por qué y por qué? Nuestras preguntas tienen que ver con nuestras circunstancias. Las preguntas que Dios hace son para confrontar cuestiones en nuestros corazones. Nos hace bien callarnos y escuchar lo que Él nos está preguntando. El profeta Elías luchó por el alma de Israel, pero su batalla más intensa fue contra el desánimo personal. Su enemigo principal fue la desilusión. Después de todas las maravillas que hizo Dios---el pueblo no cambió y en lugar del avivamiento previsto por Elías, ocurrió lo opuesto: la reina Jezabel enfurecida jurándolo matar a Elías, forzándose a huir al desierto donde le dijo a Dios que estaba harto , que no podría más y que preferiría morir. Luego cuenta que Elías se durmió, se levantó, comió, durmió, se levantó comió y después caminó cuarenta días hasta el monte de Horeb donde se metió en una cueva. Horeb significa “desolación”. Pero para Dios, Horeb era un lugar donde los asuntos del corazón eran sacados a la superficie. Era un lugar de honestidad y de completa transparencia de corazón. No había estado mucho tiempo cuando Dios le preguntaba: “¿Qué haces aquí Elías?”. Elías le cuenta cómo ha sido celoso y fiel a Dios, pero que el pueblo no se había arrepentido, que habían matado a todos los profetas y solo quedaron él y lo estaban buscando. Pero no era así. Dios le quería hablar. Pasó un viento fuerte, hubo un terremoto, hasta fuego pero Dios no le quiso hablar en el ruido. Pasó el susurro de una suave brisa y Elías salió de la cueva y escuchó de nuevo la pregunta de Dios: “¿Qué haces tú aquí, Elías?”. Elías responde a la misma pregunta de la misma manera: "He predicado mucho, te sirvo con todo lo que soy y el pueblo de Israel es lo peor. Te han dejado, han matado a tus profetas y solo quedo yo, y no por mucho tiempo porque me buscan también". Dios le da da instrucciones para su próximo paso y le informa que quedaron siete mil personas que no habían doblado su rodilla ante Baal. En otras palabras, le dice que las cosas no son tan malas como aparentaban ser. Nos hace la misma pregunta: "¿Qué haces aquí?" Te pregunta para que puedas evaluar tu verdadera condición espiritual. La voz apacible que calmó el corazón de Elías es la misma que nos habla a nosotros cuando salimos de la cueva de desilusión y autocompasión con oído abierto a su susurro. Él pone nuestra situación en perspectiva, nos muestra que hay esperanza y que no todo es oscuro. La presencia de Dios se acerca cuando nos presentamos a Él con transparencia y honestidad y nos muestra que hay futuro

19 de julio de 2025
Dios hace preguntas por toda la Biblia que conllevan cuestiones que debemos tratar. Cuando le respondemos con sinceridad, la respuesta nos muestra nuestra propia necesidad, y Dios, porque es bueno, nos da la solución. En el Huerto de Edén, Dios hace la tercera pregunta: "¿Qué es esto que ha hecho?" Él sabía perfectamente cómo le habían desobedecido, Él ya sabe las respuestas a todas sus preguntas, sin embargo Adán y Eva necesitaron escuchar la interrogación y oír su propia respuesta. "Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que ha hecho? Y la mujer respondió: La serpiente me engañó, y yo comí".Génesis 3:12-13 Adán culpó a su esposa y su esposa a la serpiente. Pero al final señalaron a Dios. "La esposa que tú me diste" ¿Cuántas veces hemos acusado a Dios por situaciones en la que nos hemos metido? Decimos cosas como: "Pero Él dejó que estuviera en ese lugar en ese momento cuando pequé. Él podría haber evitado que yo pasase por ese club en ese momento y no lo hizo".Y levantamos el dedo al cielo y le señalamos culpable de nuestro pecado. Cada uno de nosotros somos responsables de las acciones y reacciones que tenemos. Dios nos ha hecho a su imagen y por eso tenemos la capacidad de tomar decisiones y elegir nuestro camino entre el bien y el mal. Dios te pregunta: "¿Qué es esto que ha hecho?" Él te pregunta para que reconozcas tu pecado, tomes responsabilidad de tus acciones y te arrepientas. Cuando haces esto, Él perdona sin reserva y con su perdón desaparece la culpa ya la vergüenza. Cuando llegas al punto en la vida donde puedes levantar la mano y decir: "Fui yo, ¡soy el culpable!" Él contesta: "Ven ahora, y vamos a hablar—dice el Señor— aunque tus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán" (Isaías 1:8 paráfrasis mía). La relación entre tú y Dios profundiza y aprende a vivir en descanso. Dios es Bueno, Dios es Padre, Dios es Santo y a la vez generoso con su perdón. Cuando lo sabes, no temes la pregunta: "¿Qué has hecho?" Puedes levantar tu cara al cielo, reconocer tu pecado, pedir perdón y ser perdonado.