
La historia comienza ubicando al lector en una aldea, Betania, donde viven dos hermanas, Marta y María. El núcleo familiar constituido por María, Marta y Lázaro, era visitado por Jesús con frecuencia. Toda vez que visitaba Betania, se detenía en la casa de ellos, ya que les unían grandes lazos de amistad. El autor del libro recuerda a los lectores que María en una ocasión anterior había derramado un perfume muy costoso sobre el Señor y lavado sus pies con sus cabellos. Esta mención es un ejemplo de que toda acción positiva que hacemos, cada día, está siempre presente en la mente de Dios. Nuestro Padre celestial no se olvida del bien que hacemos y a su tiempo cosecharemos el fruto de nuestras acciones, sea en este siglo o en el venidero.
Lázaro enferma y las hermanas envían un mensajero al Señor para notificarle de la enfermedad de su hermano, en especial, porque saben que él ama mucho a Lázaro. En este pasaje la palabra griega corresponde al amor filial, al amor que existe entre los miembros de una familia. En otras palabras le estaban diciendo, Lázaro, al que amas como a un hermano, ha enfermado y se ve muy mal.
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. (versos 4-6)
Cuando los mensajeros traen la noticia a Jesús, él inmediatamente les indica que esta situación difícil que atraviesa Lázaro no es para muerte. Es una situación donde Jesús mostrará que es el Hijo de Dios y a través de ello dará gloria a su Padre. El autor vuelve a indicar que Jesús amaba a todos los miembros de esta pequeña familia. No importa cuan pequeños seamos, Jesús nos ama. El Señor no se puso ansioso, no se desesperó ni angustió. Al contrario, confiado en que tenía control sobre la situación, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. ¿Qué desilusión para los mensajeros? Posiblemente, ellos esperaban que Jesús saliera corriendo para la casa de Lázaro, sin embargo, decidió quedarse dos días más donde estaba. Son muchas las instancias donde lo que esperamos que Dios haga no es lo que él entiende que debe hacer; puesto que no es lo mejor. Hay situaciones que nos producen mucha tristeza y quizás angustia, sin embargo son para la gloria de Dios. Tenemos que aprender a confiar en que Dios tiene cuidado de nosotros y que a su debido tiempo intervendrá y proveerá para resolver la situación difícil en la que nos encontremos.
Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. (versos 11-15).
Pasados los dos días, Jesús decide ir a la casa de Lázaro. En este momento ya Lázaro ha muerto y Jesús dice a los apóstoles que va a despertarlo. En este contexto Jesús no se refiere al sueño sino a la muerte física; donde el alma se separa del cuerpo físico. Jesús dice a los apóstoles que se alegra por ellos, de no haber estado cuando Lázaro convalecía. ¿En que sentido se alegra por ellos? Si hubiese estado allí, lo habría sanado y Lázaro no habría muerto. Este milagro de sanidad no les habría impactado mucho puesto que sería uno más de los que ya había realizado. Sin embargo, levantarlo de su tumba, cuatro días después de muerto, haría un huella inolvidable en la vida de los que presenciaron el evento y en especial en la vida de los discípulos. ¿Quién es este que ni aún la muerte lo puede detener? La resurrección de Lázaro sería un evento que solidificaría la fe de los apóstoles; evento que apuntaría hacia la realidad de que Jesús es el Hijo de Dios.
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. (versos 17-22)
La casa estaba llena de gente puesto que todos amaban mucho a esta familia. Marta sale al encuentro del Maestro y le dice “Señor si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto.” Posiblemente, algunas personas pensaron que había llegado muy tarde. El cuerpo de Lázaro había iniciado su proceso de descomposición. Pero, ¿llegó tarde el Señor? La respuesta es simple y sencilla, no. Él estuvo y estaba con la familia en todo el proceso de la enfermedad y muerte de Lázaro. Por esta razón, cuando le fueron a dar la noticia, el dijo, “No es de muerte sino para la gloria de Dios”. ¿Cuántas veces hemos llegado a pensar que no está? Sin embargo, nos está guiando paso a paso. Marta reconoce que si Jesús hubiese estado presente físicamente, Lázaro no habría muerto. Luego declara con toda seguridad “pero aún así estoy convencida de que todo lo que le pidas a Dios te será concedido”. Que convicción profunda tiene esta mujer.
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. (versos 23-27)
En Juan 5:29, el apóstol indica que hay dos resurrecciones; “los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida (primera resurrección); mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación (segunda resurrección)”. La primera resurrección comienza en el rapto de la iglesia y termina al final de la gran tribulación. La segunda resurrección ocurre al final del milenio, donde los que no creyeron a la verdad, serán separados de Dios por toda la eternidad. Jesús dice a Marta, no me refiero a la primera resurrección, me refiero a que “Yo soy la vida” y por tanto, él resucitará ahora, porque así lo deseo. Ningún ser humano ha dicho cosa semejante, sólo el Hijo de Dios tiene autoridad para hacerlo. Varios escritores, entre ellos C.S. Lewis, han señalado que para hacer declaraciones como la anterior, y de hecho hizo muchas de este tipo; Jesús tenía que ser el Hijo de Dios, de lo contrario, sería un mentiroso, un manipulador y por consiguiente un mal maestro. Sin embargo, su nacimiento sobrenatural, su ejecutoria perfecta durante sus 33 años de vida y su resurrección de entre los muertos indica que él es en verdad el Hijo de Dios. Luego el Señor hace una promesa para nosotros “todo el que vive y cree en mí, no morirá eternamente.” Esta es la promesa de vida eterna que Dios nos ha hecho. Jesús le pregunta ¿lo crees? Y ella le contesta, sí tú eres el Hijo de Dios.
Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. (versos 30-36)
Marta avisa a María, y ésta fue a ver al Maestro que todavía no había entrado a la aldea. Y cuando llegó a donde estaba se arrodilló llorando y dijo “Señor si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto.” Ambas, Marta y María estaban convencidas de que si Jesús hubiese estado con ellos, Lázaro no habría muerto. Esta familia estaba convencida de que Jesús sanaba a los enfermos, no importa cuán compleja fuera la enfermedad. Cuando Jesús vio llorando a María, junto a los judíos que vinieron con ella, que también lloraban, se conmovió profundamente en el espíritu, se entristeció y lloró. Las lágrimas de Jesús fueron reconocidas como fruto del amor que tenía por la familia y por Lázaro. El Maestro ama a sus discípulos y se entristece cuando los ve sufrir como en esta ocasión.
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera? Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. (versos 37-46)
La gente decía ¿No podía éste, que abrió los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera? Claro que sí, esa fue la posición que sostuvieron Marta y María. Jesús dijo: Quitad la piedra. Marta, hermana del que había muerto, le dijo: Señor, ya hiede, porque hace cuatro días que murió. Esta declaración se puede interpretar como que en el momento de la verdad, Marta tuvo duda. Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? Jesús no la trata con reproches, por el contrario, le recuerda lo que ya le había dicho, si crees en mí verás la gloria de Dios. Jesús alzó los ojos a lo alto, y dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que me rodea, para que crean que tú me has enviado. Jesús no tenía que decir nada, sólo tenía que ordenar; Lázaro ven fuera. Sin embargo, conociendo la debilidad de los presentes, habló al Padre para recordarles que fue él quién lo envió y por consiguiente, siempre lo escucha y apoya.
Jesús siempre llega en el momento adecuado para edificar y aumentar la fe, no de unos cuántos, sino la de muchos. “Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.”

Hemos analizado algunos atributos de Dios, y podemos encontrar muchos más a través de las Escrituras. Pero en Éxodo capítulo 34, Dios revela a Moisés cinco cosas específicas sobre Él: Él es Clemente, Compasivo, lento para la ira, Amoroso y Fiel. En este mismo pasaje, Dios le dice a Moisés que Él tampoco permite que los culpables queden impunes. Parece un giro incongruente, ¿verdad? Dios quiere que Su pueblo sepa que Él es Amoroso, Fiel y lento para la ira … y también castigará a los que se lo merecen. ¿Cómo mediamos ese conflicto de la justicia de Dios y Su amor? Para empezar, tendemos a ver las cosas en blanco y negro. Pero Dios trasciende las cajas en las que tratamos de ponerlo. No sólo es Amoroso, además es Justo, por lo que no puede permitir que los culpables queden impunes. Pero, también es Misericordioso, es decir, que mientras castiga a unas pocas generaciones, muestra Su amor a miles de ellas. El amor de Dios y Su justicia se muestran en toda la Escritura. Son una gran parte de Su fidelidad. Los grandes planes de Dios para restaurar nuestra relación con Él, inician con la promesa que les hace a Abraham y Sara en Génesis. El dice que bendecirá al mundo a través de sus descendientes, una promesa que al final se cumplió en Jesús. Pero las personas, como era de esperar, seguimos ignorando nuestra parte del pacto. Mientras Moisés estaba hablando con Dios, el resto del pueblo se impacientó y decidió adorar una estatua de oro en forma de becerro. Pero, debido a Su fidelidad y a Sus promesas, Dios no los destruye. En cambio, los que siguen sin obedecer y se alejan de Él reciben un castigo, pero a los que se arrepienten se les da otra oportunidad. Y a través de muchos otras fallas de los humanos, la fidelidad de Dios permanece, lo que es evidente a través de Jesús cumpliendo la promesa de Dios. Así que cada vez que nos equivocamos o fallamos, podemos venir corriendo a Dios, agradecidos de que nuestras fallas no apartan la fidelidad de Dios para perdonar y cumplir Sus promesas. Ora: Dios, gracias por Tú fidelidad a través de Jesús y de mi vida. Aún cuando soy infiel y fallo, Tú nunca me fallas, y te alabo por eso. Dame ojos para ver Tú fidelidad trabajando, y haz crecer mi fe en el proceso. En el nombre de Jesús, amén. Reto: Reflexiona sobre momentos concretos de tu vida en los que has visto la fidelidad de Dios. Considera hacer una lista para consultarla a menudo.

¿Alguna vez te han mentido, traicionado, o defraudaron tu confianza? Es posible que te haya pasado y probablemente te volverá a pasar. ¿Por qué? Porque los humanos no son perfectos. Nos esforzamos por mantener nuestra palabra, cumplir nuestras promesas, y ser dignos de confianza, pero en algún momento, todos dejaremos caer la pelota. Ya sea por incumplir un plazo en el trabajo o por romper una promesa a un amigo, todos defraudamos la confianza en nuestras relaciones. Experimentar la pérdida de confianza es muy doloroso, no solo a corto plazo sino también es perjudicial a largo plazo. Existe una amplia investigación neurocientífica sobre el impacto que tiene la ruptura de la confianza en nuestro cerebro, nuestro cuerpo y nuestras relaciones. Nuestros cerebros están programados para confiar en los demás, y cuando nosotros confiamos, liberamos oxitocina, los cientificos la llaman “la sustancia química del amor" o incluso "el elixir de la confianza". La liberación de esta sustancia química en nuestro cerebro incrementa nuestro nivel de confianza, así que mientras más experiencias positivas tengamos, estaremos más dispuestos a confiar en otros. Lo opuesto también es verdad. Cuando alguien traiciona nuestra confianza, se estimula la parte del cerebro que produce miedo, haciendo más difícil que en el futuro volvamos a confiar. Cuando se trata de confiar en Dios, a menudo proyectamos experiencias pasadas con humanos imperfectos hacia nuestras experiencias actuales con un Dios perfecto. Quizá te sea difícil confiar en Dios porque tus padres o una figura de autoridad te lastimaron. Quizás es dificil para ti confiar en Dios porque algo terrible pasó en tu vida y crees que Dios no respondió a tus oraciones para impedirlo. Aunque el dolor de esas experiencias es real, eso no cambia la verdad de quién es Dios. Él es el único completamente digno de confianza. La Escritura habla del porqué podemos confiar en Dios: Él nunca cambia. A diferencia de los humanos que cambian de opinión, Dios nunca cambiará su amor o sus buenos planes para ti. Él es consecuente y Su amor es constante. (Ver Malaquias 3:6 y Hebreos 13:8.) Él nunca nos deja ni nos abandona. Nada de lo que hagas hará que Dios se aleje de ti. Su presencia está siempre con nosotros, y sin importar lo que nos pase, Él atravesará todo junto a nosotros. (Ver Hebreos 13:5 y Romanos 8:39.) Él trabaja por nuestro bien sin interrupción. Aun cuando experimentamos dolor en esta vida, Dios puede crear belleza de las cenizas. Él se especializa en la restauración y la redención, y puede dar un propósito a nuestro dolor. (ver Romanos 8:28, Isaias 61:1-3.) Sin importar las veces que te han defraudado, Dios nunca lo hará. Él nunca te dejará, él es digno de tu confianza. Ora: Dios, a veces me resulta difícil confiar en Ti porque _________. ¿Me ayudarías a superar esa barrera y a confiar completamente en Ti? Gracias por ser absolutamente digno de confianza. Continúa construyendo mi fe y mi confianza en quien eres Tú; gracias por trabajar a través de todo para que alcancemos Tu bien. En el nombre de Jesús, amén. Desafío: Toma un tiempo para orar e identificar cualquier área de tu vida en la que no estés confiando plenamente en Dios. Luego, entrégaselas. Incluso puedes escribirlas y ponerlas en un recipiente para simbolizar que las estás entregando a Dios.

Un Boeing 787‑8 de Air India (vuelo AI 171), con 242 personas a bordo (230 pasajeros y 12 tripulantes), se estrelló hoy, 12 de junio de 2025, poco después de despegar desde el Aeropuerto Internacional Sardar Vallabhbhai Patel en Ahmedabad con rumbo a Londres Gatwick. Perdió contacto alrededor de un minuto tras el despegue, alcanzando solo unos 625 pies de altura, y cayó sobre un hostal médico en la zona de Meghani Nagar, desatando una fuerte explosión. Se presume que no hay sobrevivientes; hasta ahora se han recuperado más de 100 cuerpos de entre los escombros. Las operaciones en Ahmedabad fueron suspendidas y se desplegaron equipos de emergencia, bomberos, ambulancias y fuerzas NDRF en respuesta inmediata, Autoridades nacionales e internacionales expresan condolencias; la investigación está en curso.

Como hablamos ayer, Dios siempre está buscándonos, incluso cuando menos lo merecemos. Y eso es un sello distintivo de Su misericordia. Todos hemos pecado y estamos por debajo del estándar de Dios, lo que crea una barrera entre nosotros y nuestro Dios Perfecto y Santo. Pero en Su misericordia, Él envió a Jesús a tomar el castigo que merecíamos, la muerte, y creó un camino para que nosotros tuviéramos vida eterna con Él. Así que la misericordia de Dios significa que no obtenemos lo que merecemos. Pero eso no es todo. La misericordia de Dios no solo se trata de darnos una salida, también de Dios creando un acceso. No solo quitó nuestro pecado, envió a Su Hijo. Creó un camino para encontrarnos donde estamos, como estamos. Jesús vino como Emmanuel: Dios con nosotros. Él experimentó cada emoción humana, y Su vida terrenal es evidencia del deseo de Dios por acercarse a nosotros. Y ahí, encontramos la misericordia de Dios. A través de los Evangelios, vemos varios ejemplos de personas pidiendo a Jesús “tener misericordia” de ellas. Un ejemplo poderoso es Lucas 17 cuando unos leprosos se acercan a Jesús. En contexto, la lepra en este tiempo hacía que las personas fueran marginadas e intocables. De acuerdo con la ley levítica, eran consideradas impuras, cualquiera que las tocase sería también impuro. Pero como Dios personificado, Jesús es limpio. Es Puro, Santo y Perfecto. Cuando los leprosos se acercan a Él, claman por misericordia. Jesús les dice que vayan con el sacerdote, el protocolo según la ley. Mientras iban, fueron sanados. Básicamente, Jesús cumple la ley al revés. En lugar de volverse impuro por tocarlos, les transfiere Su propia santidad para cubrir su inmundicia. Y ese es un símbolo perfecto de lo que Jesús hizo por cada uno de nosotros mediante Su muerte y resurrección. Dios no solo eliminó nuestro pecado, dolor y quebranto, nos encontró ahí a través de la persona de Jesús. Cuando aceptamos la salvación en Cristo, experimentamos la misericordia de Dios. Pero, de nuevo, es mucho más que eso. Experimentamos la misericordia de Dios no sólo a través de nuestra salvación, sino también en momentos de dolor, aflicción y desesperanza, tal y como los leprosos. Así que si estás en una temporada difícil, clama por la misericordia de Dios. Él está contigo. Él está cerca. Y Él puede sanarte, restaurarte y redimirte. Ora: Dios, gracias por ser tan increíblemente misericordioso con nosotros. Gracias por Jesús. Gracias por ser un Dios que quiere estar cerca nuestro, incluso cuando no lo merecemos. Dame ojos para ver Tu misericordia incluso en medio del dolor, y ayúdame a extender ese tipo de amor misericordioso también a quienes me rodean. En el nombre de Jesús. Amén. Desafío: Busca hoy oportunidades para ver la misericordia de Dios en tu vida y ser misericordioso con otros.

¿Qué palabra vino a tu mente de inmediato? Tal vez conoces a Dios como tu Padre Amoroso. Tal vez has experimentado a Dios como tu Sanador o Proveedor. O a lo mejor piensas que Dios es alguien distante, enojado o sentencioso. Sin importar tu respuesta, tu perspectiva sobre Dios es de gran peso en tu vida. De hecho, el renombrado pastor y autor A.W. Tozer escribió: “Lo que viene a nuestra mente cuando pensamos en Dios es lo más importante sobre nosotros". Nuestra perspectiva de Dios influye la manera en que nos vemos a nosotros mismos, a los demás y al mundo que nos rodea. Por eso es sumamente importante construir nuestro fundamento sobre quién es Dios en la verdad inmutable de Su palabra, no en el estado temporal de nuestros sentimientos. Tal vez has experimentado dolor, pérdida o decepción que te dejó enojado con Dios o herido hacia Él. Quizá conociste a otros cristianos que te hicieron sentir juzgado y condenado, entonces piensas que Dios es igual. Tal vez intentaste orar o conectarte con Dios, pero no sentiste nada, así que piensas que es distante, frío o indiferente. Esas experiencias y emociones son válidas, pero no representan con precisión el carácter de Dios. De hecho, distorsionar nuestra perspectiva sobre Dios ha sido una de las tácticas del enemigo desde el principio. En el plan perfecto del Jardín del Edén, Dios caminaba junto con Adán y Eva dándoles solo un límite: No coman del árbol del conocimiento. Pero el enemigo atacó al preguntarle a Eva si Dios realmente dijo que ella no podía y la convenció de que Dios estaba reteniendo algo que ella de verdad necesitaba. Como resultado, ella comió la fruta y el pecado entró en el mundo, rompiendo nuestra relación con Dios. A pesar de todo esto, el carácter de Dios nunca cambió. Proveyó con amor cobertura para Adán y Eva, lo que auguró Su mayor acto de amor expiatorio: enviar a Su Hijo Perfecto, Jesús, a vivir una vida sin pecado y morir en nuestro lugar para restaurar nuestra relación con Él. A veces es tentador pensar que el Dios del Antiguo Testamento es simplemente sentencioso y que solamente en el Nuevo Testamento vemos misericordia a través de Jesús. Pero la verdad es que Dios siempre ha estado buscando pecadores con Su bondad antes de que nosotros lo busquemos a Él. Ha sido siempre Fiel para cumplir Sus promesas y siempre ha sido Justo y Misericordioso, Santo, Amoroso, Soberano e Inmutable. El carácter de Dios es demasiado profundo, rico y magnífico como para describirlo por completo, pero vemos pruebas en toda la Biblia. Entonces, al pensar en Dios, toma en cuenta cómo se está formando tu perspectiva sobre Él. ¿Está basada en la verdad de Su palabra o en el dolor de tus experiencias pasadas? En los próximos días, examinaremos en las Escrituras unos cuantos atributos de Dios. Mientras los descubrimos, pide a Dios que te revele más sobre Él. Sin importar cómo hayan sido tus experiencias con Dios, los cristianos o la iglesia, ten presente esto: el Dios del universo te creó, te ama y está activamente buscándote. Ora: Dios, me doy cuenta de que mi perspectiva sobre Ti se basa con frecuencia en información incompleta. Muéstrame cualquier mentira que esté creyendo sobre Ti y reemplázala con la verdad. Revélame ahora más de Ti y de Tu carácter. En el nombre de Jesús. Amén. Desafío: Completa esta declaración: Dios es _______. Escribe cuantas palabras pienses, luego busca versículos que las acompañen para respaldarlas.

¿Cuántas veces has sentido que lo que has hecho, aquello en lo que has trabajado, al final no ha servido para nada? Es una experiencia realmente dolorosa cuando inviertes tiempo, esfuerzo, dinero, y al final las cosas no salen como habías esperado. A mí esto me ha pasado muchas veces en la vida, y creo que en el fondo este tipo de experiencias forman parte también de nuestro proceso de aprendizaje. Como dice el antiguo refrán: “En ocasiones ganamos, y en otras, aprendemos” =) Creo que no debemos tener miedo al fracaso: de hecho, las personas más exitosas de la historia fracasaron muchas veces antes de conseguir su objetivo. La clave está en aprender de los fallos, y, personalmente, una de las cosas que más he aprendido en estos años es que quiero estar atento a la guía del Señor a la hora de hacer cualquier cosa. ¡Cuánto más atento estoy a Su voz, mejor salen las cosas, y más paz experimento durante el proceso! De hecho, la Biblia dice: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican...” (Salmo 127:1). Imagínate la escena contraria por un momento: si Dios estuviese construyendo una casa, ¿no te gustaría unirte a Él y echarle una mano? ¿Trabajar codo con codo con Dios? ¡Es una imagen realmente bonita! Eso es lo que los niños hacen: les encanta ayudar a sus padres, y hacer cosas con ellos… Querido/a amigo/a, ¡no hay nada mejor que seguir a Dios en tu día a día y tratar de trabajar a Su lado! Pero para eso, hay que estar atento a lo que Él nos dice en nuestro corazón. Que cada día, ese deseo te lleve a estar más conectado a Él, y a aprovechar mejor Tu tiempo con Él y para Él. Señor, quiero estar contigo y esforzarme, trabajar en todo aquello que es según Tu corazón. Guíame en cada momento del camino para que tenga más claridad a la hora de escoger los pasos que tengo que dar. ¡Gracias porque estás siempre conmigo, y porque me guías en todo! En el Nombre de Jesús. ¡Amén! ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Crees que Dios tiene en cuenta el trabajo que llevas a cabo para Él? A veces puede darnos la sensación de que nuestro trabajo para Dios pasa un poco desapercibido. Recuerdo todas esas incontables horas que pasé desarrollando actividades entre los jóvenes y adolescentes de mi iglesia, o ayudando en la alabanza, o con el sonido. Cuando echo la vista atrás, puedo ver el impacto que tuvo mi trabajo en algunas personas, pero en otras áreas siempre me queda la duda de hasta qué punto lo que hice marcó una diferencia. Jesús le dijo a una de las iglesias de Apocalipsis: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo...”, y a continuación le volvió a decir: “...y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado” (Apocalipsis 2:2-3). Me encanta cómo el Señor empieza diciendo “Yo conozco tus obras…”, y continúa describiendo a continuación con detalle el arduo trabajo que esta iglesia había llevado a cabo por Él. Mira lo que dice este pasaje de la Biblia: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58) Querido/a amigo/a, aunque nadie se dé cuenta de lo que estás haciendo para Dios, Él conoce cada una de las cosas que has hecho por amor de Su Nombre: cada noche que has pasado en vela preparando cosas, cada conversación, cada oración, cada ofrenda, cada sacrificio… Puedes estar seguro/a de que no han pasado desapercibidos para Dios, ni han sido en vano. Todos ellos cuentan, y producirán un fruto mayor del que puedes ni siquiera imaginar. ¿Acaso no te dan ganas de servir a Dios más que nunca? =) Sigue creciendo en el Señor cada día, y sirviéndole de todo corazón ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Recuerdas tus años en la escuela o en el instituto? Yo los recuerdo con mucho cariño… Me hace gracia cada vez que pienso que, cuando estaba en el colegio, quería pasar cuanto antes al instituto. Cuando estaba en el instituto, quería que pasase el tiempo rápido para poder graduarme y entrar en la universidad. Y cuando estaba en la universidad, ¿lo adivinas? ¡Quería terminarla y empezar a trabajar cuanto antes! =) Lo más curioso es que ahora, cuando pienso en esos momentos de mi vida, en cierta manera los añoro. Me gustaría volver a revivirlos, aunque fuese solo momentáneamente… ¿Te pasa esto a veces a ti también? Como seres humanos somos llamados a crecer y a progresar en el camino que el Señor nos ha preparado, y eso es algo precioso. El problema está en que, a veces, vamos tan rápido en esta carrera, que no nos damos casi cuenta de lo que tenemos, ni nos paramos a disfrutar de las bendiciones del día a día. Estamos tan centrados en el futuro, que dejamos el presente a un lado. Mira lo que dice Salomón en el libro de Eclesiastés: “No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios” (Eclesiastés 2:24). Mi querido/a amigo/a, Dios quiere que disfrutes de los pequeños detalles del día a día, así como de tu trabajo. Esfuérzate en estudiar, en trabajar, en conseguir promociones o incluso en desarrollar los proyectos o los negocios que Dios ponga en tu corazón llevar a cabo… pero nunca olvides valorar el presente y la belleza del día a día, porque son literalmente “un presente”, un regalo de Dios para ti. Eres un regalo de Dios ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Te consideras una persona productiva? A mí me encanta intentar aprovechar mis días al máximo, y también formarme. Además de mis tareas, siempre que puedo, escucho resúmenes en audio y leo libros sobre productividad, economía, organización, economía, creatividad… ¡Me encanta formarme al máximo en todas las áreas posibles! Pero a veces es cierto que, si no me controlo, puedo acabar quemándome con todas las actividades del día a día, ¡sobre todo ahora que tenemos a nuestra pequeña Eva Grace! =) Muchas veces vamos a mil por hora por la vida, y podemos caer en una espiral destructiva si no somos cuidadosos. Es por eso que la Biblia nos dice: “Por nada estéis afanosos...” (Filipenses 4:6). ¡Los afanes son realmente malos! De hecho, analiza conmigo esta selección de versículos: “...mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan” (2 Tesalonicenses 3:12) “... que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado” (1 Tesalonicenses 4:11) “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28) ¿Qué es lo que te inspiran estos versículos? A mí me inspiran tranquilidad. Son una invitación a trabajar de una manera reposada, sin agobios, sin estrés, y a buscar bendecir a los demás con el fruto de nuestro trabajo. Me transmite paz, orden, responsabilidad, equilibrio, generosidad… ¡Es precioso! Mi querido/a amigo/a, Dios desea que disfrutes del trabajo que realizas. ¿Sientes esa paz, tranquilidad, equilibrio... a la hora de trabajar? ¿Qué cambios crees que podrías hacer para que tu trabajo sea más tranquilo y edificante? Pídele al Señor que te dé sabiduría, para que puedas así saber qué pasos tienes que dar. Eres precioso/a para Dios ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Te suenan las diligencias del Lejano Oeste? Las diligencias eran esos carruajes tirados por caballos, que tenían departamentos en su interior y que transportaban a los viajeros con su equipaje. En su origen, de hecho, parece ser que a estos carruajes se les llamaba “coches de diligencia”. La raíz del nombre proviene del latín diligentia, que, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, es un término que expresa puntualidad, cuidado, agilidad… ¡Todo eso es lo que este servicio de carruajes ofrecía a la gente! La diligencia es una de las cualidades más útiles y mejor valoradas a la hora de trabajar. La diligencia es la antítesis de la pereza, la cual se caracteriza por todo lo contrario: constantes retrasos, falta de cuidado, lentitud… ¡En esas condiciones es imposible poder hacer un buen trabajo! Mira lo que dice la Biblia: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11). Fíjate en la conexión que establece en este pasaje: la diligencia está relacionada con el fervor, con la pasión. ¡Cuando sirves al Señor con pasión, brota en ti esa diligencia, ese deseo incansable por querer hacer el mayor número de cosas que puedas, y de hacerlas bien! Querido/a amigo/a, ¿eres diligente en tu trabajo y en tu servicio a Dios? Pídele al Señor que renueve hoy en tu vida esa visión, esa pasión por servirle de la mejor manera posible con cada cosa que hagas, tanto en el trabajo como fuera de él. ¡Eso te bendecirá tanto! Te dejo con una última promesa: “¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará” (Proverbios 22:29) ¡Eres un Milagro! Christian Misch