La historia comienza ubicando al lector en una aldea, Betania, donde viven dos hermanas, Marta y María. El núcleo familiar constituido por María, Marta y Lázaro, era visitado por Jesús con frecuencia. Toda vez que visitaba Betania, se detenía en la casa de ellos, ya que les unían grandes lazos de amistad. El autor del libro recuerda a los lectores que María en una ocasión anterior había derramado un perfume muy costoso sobre el Señor y lavado sus pies con sus cabellos. Esta mención es un ejemplo de que toda acción positiva que hacemos, cada día, está siempre presente en la mente de Dios. Nuestro Padre celestial no se olvida del bien que hacemos y a su tiempo cosecharemos el fruto de nuestras acciones, sea en este siglo o en el venidero.

Lázaro enferma y las hermanas envían un mensajero al Señor para notificarle de la enfermedad de su hermano, en especial, porque saben que él ama mucho a Lázaro. En este pasaje la palabra griega corresponde al amor filial, al amor que existe entre los miembros de una familia. En otras palabras le estaban diciendo, Lázaro, al que amas como a un hermano, ha enfermado y se ve muy mal.

Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. (versos 4-6)

Cuando los mensajeros traen la noticia a Jesús, él inmediatamente les indica que esta situación difícil que atraviesa Lázaro no es para muerte. Es una situación donde Jesús mostrará que es el Hijo de Dios y a través de ello dará gloria a su Padre. El autor vuelve a indicar que Jesús amaba a todos los miembros de esta pequeña familia. No importa cuan pequeños seamos, Jesús nos ama. El Señor no se puso ansioso, no se desesperó ni angustió. Al contrario, confiado en que tenía control sobre la situación, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. ¿Qué desilusión para los mensajeros? Posiblemente, ellos esperaban que Jesús saliera corriendo para la casa de Lázaro, sin embargo, decidió quedarse dos días más donde estaba. Son muchas las instancias donde lo que esperamos que Dios haga no es lo que él entiende que debe hacer; puesto que no es lo mejor. Hay situaciones que nos producen mucha tristeza y quizás angustia, sin embargo son para la gloria de Dios. Tenemos que aprender a confiar en que Dios tiene cuidado de nosotros y que a su debido tiempo intervendrá y proveerá para resolver la situación difícil en la que nos encontremos.

Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. (versos 11-15).

Pasados los dos días, Jesús decide ir a la casa de Lázaro. En este momento ya Lázaro ha muerto y Jesús dice a los apóstoles que va a despertarlo. En este contexto Jesús no se refiere al sueño sino a la muerte física; donde el alma se separa del cuerpo físico. Jesús dice a los apóstoles que se alegra por ellos, de no haber estado cuando Lázaro convalecía. ¿En que sentido se alegra por ellos? Si hubiese estado allí, lo habría sanado y Lázaro no habría muerto. Este milagro de sanidad no les habría impactado mucho puesto que sería uno más de los que ya había realizado. Sin embargo, levantarlo de su tumba, cuatro días después de muerto, haría un huella inolvidable en la vida de los que presenciaron el evento y en especial en la vida de los discípulos. ¿Quién es este que ni aún la muerte lo puede detener? La resurrección de Lázaro sería un evento que solidificaría la fe de los apóstoles; evento que apuntaría hacia la realidad de que Jesús es el Hijo de Dios.

Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. (versos 17-22)

La casa estaba llena de gente puesto que todos amaban mucho a esta familia. Marta sale al encuentro del Maestro y le dice “Señor si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto.” Posiblemente, algunas personas pensaron que había llegado muy tarde. El cuerpo de Lázaro había iniciado su proceso de descomposición. Pero, ¿llegó tarde el Señor? La respuesta es simple y sencilla, no. Él estuvo y estaba con la familia en todo el proceso de la enfermedad y muerte de Lázaro. Por esta razón, cuando le fueron a dar la noticia, el dijo, “No es de muerte sino para la gloria de Dios”. ¿Cuántas veces hemos llegado a pensar que no está? Sin embargo, nos está guiando paso a paso. Marta reconoce que si Jesús hubiese estado presente físicamente, Lázaro no habría muerto. Luego declara con toda seguridad “pero aún así estoy convencida de que todo lo que le pidas a Dios te será concedido”. Que convicción profunda tiene esta mujer.

Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. (versos 23-27)

En Juan 5:29, el apóstol indica que hay dos resurrecciones; “los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida (primera resurrección); mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación (segunda resurrección)”. La primera resurrección comienza en el rapto de la iglesia y termina al final de la gran tribulación. La segunda resurrección ocurre al final del milenio, donde los que no creyeron a la verdad, serán separados de Dios por toda la eternidad. Jesús dice a Marta, no me refiero a la primera resurrección, me refiero a que “Yo soy la vida” y por tanto, él resucitará ahora, porque así lo deseo. Ningún ser humano ha dicho cosa semejante, sólo el Hijo de Dios tiene autoridad para hacerlo. Varios escritores, entre ellos C.S. Lewis, han señalado que para hacer declaraciones como la anterior, y de hecho hizo muchas de este tipo; Jesús tenía que ser el Hijo de Dios, de lo contrario, sería un mentiroso, un manipulador y por consiguiente un mal maestro. Sin embargo, su nacimiento sobrenatural, su ejecutoria perfecta durante sus 33 años de vida y su resurrección de entre los muertos indica que él es en verdad el Hijo de Dios. Luego el Señor hace una promesa para nosotros “todo el que vive y cree en mí, no morirá eternamente.” Esta es la promesa de vida eterna que Dios nos ha hecho. Jesús le pregunta ¿lo crees? Y ella le contesta, sí tú eres el Hijo de Dios.

Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. (versos 30-36)

Marta avisa a María, y ésta fue a ver al Maestro que todavía no había entrado a la aldea. Y cuando llegó a donde estaba se arrodilló llorando y dijo “Señor si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto.” Ambas, Marta y María estaban convencidas de que si Jesús hubiese estado con ellos, Lázaro no habría muerto. Esta familia estaba convencida de que Jesús sanaba a los enfermos, no importa cuán compleja fuera la enfermedad. Cuando Jesús vio llorando a María, junto a los judíos que vinieron con ella, que también lloraban, se conmovió profundamente en el espíritu, se entristeció y lloró. Las lágrimas de Jesús fueron reconocidas como fruto del amor que tenía por la familia y por Lázaro. El Maestro ama a sus discípulos y se entristece cuando los ve sufrir como en esta ocasión.

Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera? Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. (versos 37-46)

La gente decía ¿No podía éste, que abrió los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera? Claro que sí, esa fue la posición que sostuvieron Marta y María. Jesús dijo: Quitad la piedra. Marta, hermana del que había muerto, le dijo: Señor, ya hiede, porque hace cuatro días que murió. Esta declaración se puede interpretar como que en el momento de la verdad, Marta tuvo duda. Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? Jesús no la trata con reproches, por el contrario, le recuerda lo que ya le había dicho, si crees en mí verás la gloria de Dios. Jesús alzó los ojos a lo alto, y dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que me rodea, para que crean que tú me has enviado. Jesús no tenía que decir nada, sólo tenía que ordenar; Lázaro ven fuera. Sin embargo, conociendo la debilidad de los presentes, habló al Padre para recordarles que fue él quién lo envió y por consiguiente, siempre lo escucha y apoya.

Jesús siempre llega en el momento adecuado para edificar y aumentar la fe, no de unos cuántos, sino la de muchos. “Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.”
16 de diciembre de 2025
El San Antonio Zoo ha inaugurado oficialmente Congo Falls, una impresionante nueva área temática que recrea la riqueza natural del corazón de África, ofreciendo a los visitantes una experiencia totalmente inmersiva entre cascadas, senderos rodeados de vegetación exuberante y modernos hábitats diseñados para el bienestar animal, donde especies como primates y aves exóticas pueden observarse más de cerca, al mismo tiempo que se promueve la conservación, la educación ambiental y la conexión familiar, consolidando al zoológico como uno de los espacios más innovadores y atractivos de la ciudad, ideal para que residentes y turistas disfruten de una experiencia única que combina naturaleza, aprendizaje y diversión para todas las edades. Además, Congo Falls integra áreas educativas interactivas y espacios diseñados para inspirar a niños y adultos a aprender sobre la protección de la vida silvestre y los ecosistemas africanos, reforzando la misión del San Antonio Zoo de crear conciencia sobre la conservación global, mientras ofrece una nueva razón para visitar el zoológico y vivir una experiencia inolvidable que fortalece el vínculo entre la comunidad y la naturaleza.
16 de diciembre de 2025
🌿 Reflexión: El Adviento comienza con la esperanza. No una esperanza vacía, sino una que nace de la promesa de Dios. En medio de las dificultades, Dios nos recuerda que la luz siempre vence a la oscuridad. Jesús es esa luz que ilumina nuestras sombras y nos da motivos para seguir adelante. Aun cuando las circunstancias parezcan inciertas, podemos confiar en que Dios sigue obrando, y su promesa se cumplirá —como lo hizo aquella noche en Belén. 💬 Preguntas para aplicar: ¿En qué área de tu vida necesitas renovar la esperanza? ¿A quién podrías animar esta semana con un mensaje de fe y confianza en Dios?
15 de diciembre de 2025
Durante cientos de años, la gente esperó a Jesús. Así que esta Navidad, si te encuentras en una temporada de espera—no estás solo. Y la espera puede ser un poderoso recordatorio del Único al que adoramos. Dios podría habernos salvado en un segundo, pero eligió enviarnos un niño. Alguien que viniera a vivir entre nosotros, a sufrir entre nosotros, y a morir por nosotros como el regalo perfecto que nunca podríamos ganar ni merecer. A veces nos encontramos tan ocupados en las fiestas haciendo cosas para Dios que olvidamos que su regalo era estar con nosotros. Nuestro resentimiento aumenta porque hacemos lo correcto con el corazón equivocado. Es muy fácil para nosotros olvidar que el regalo de Jesús no se trata de nosotros o de nuestro esfuerzo, sino de Dios y su gracia. Pero esta Navidad, no tenemos que apresurarnos en las fiestas. Podemos hacer una pausa para reflexionar y recordar el regalo de la gracia. El regalo que significa que podemos dejar de esforzarnos, dejar de estresarnos y dejar de intentar ganar nuestro camino hacia Dios—y en su lugar recibir lo que Jesús vino a darnos. Los sabios no presentaron regalos para ganar su camino hacia Dios. Los regalos no se ofrecían con una agenda o una expectativa de bendición. En su lugar, presentaban regalos como un exceso de adoración y una extensión de su admiración. Podemos seguir su ejemplo. Que no ofrezcamos nuestra obediencia por obligación sino por un desborde de pasión por Aquel que nos envió el mayor regalo. Los regalos que los sabios ofrecieron son una fuente de esperanza para nosotros hoy en día porque nos recuerdan a quién adoramos. Un Dios que enviaría a su Hijo como nuestro Rey, nuestro Sanador y nuestro Salvador. Deja de apurarte en las festividades y comienza a abrazar un ritmo de asombro al recordar el nacimiento de Jesús, nuestro Rey resucitado. Ora: Dios, gracias por enviarnos el mayor regalo a través de tu Hijo, Jesús. Centra mi corazón en lo que has hecho por mí, y ayúdame a recibir plenamente el regalo de la gracia. Ayúdame a dejar de andar con rodeos y a empezar a adorarte con asombro por quién eres y por lo que has hecho. En el nombre de Jesús, amén. Practica: Pasa algún tiempo en la quietud hoy, disminuyendo la velocidad para escuchar a Dios y adorarlo por Quién es.
13 de diciembre de 2025
¿Cuál es el mejor regalo que te han dado? Tal vez fue solo un regalo considerado y oportuno con el que alguien que amas te sorprendió. Tal vez fue un regalo que costó más de lo que crees que mereces. Tal vez fue algo que nunca supiste que querías. Aunque nunca podríamos merecerlo ni ganarlo, Jesús hizo un gran sacrificio sólo por nosotros. Mientras todavía éramos pecadores, sabiendo nuestros errores y antes de que pudiéramos amarlo de vuelta, Jesús eligió morir por nosotros para que pudiéramos elegir tener una relación con Dios. Ese solo hecho debería llenarnos de asombro y gratitud, y al igual que los hombres sabios, debería hacernos adorar. Mientras adoraban a Jesús, los hombres sabios le dieron a Jesús un regalo final: la mirra. La mirra tenía muchos usos diferentes, pero se asociaba principalmente con el sufrimiento y la muerte. La mirra se usaba como aceite de unción en el Antiguo Testamento para preparar el templo y a los sacerdotes o líderes. También se usó en el Nuevo Testamento como un aceite para embalsamar y como una medicina que alivió el sufrimiento de las personas que fueron crucificadas. Al igual que los otros regalos, la mirra presagió quién sería Jesús: El Ungido. Jesús fue ungido por el Espíritu Santo para predicar el evangelio, sanarnos y liberarnos (Lucas 4: 16-19). Un sirviente sufriente. Jesús no bebió la mirra para aliviar su tormento en la cruz (Marcos 15:23). Él asumió todo el peso de nuestros pecados y asumió todo el dolor y sufrimiento por nosotros. Y a lo largo de su ministerio, vemos el corazón de siervo de Jesús. El sacrificio supremo. Jesús hizo el último sacrificio: su vida por la nuestra. Sufrió y pagó por los pecados que nunca cometió. Al pensar en todo lo que Jesús hizo y logró durante su ministerio en la tierra, déjate ser llevado a la adoración. Esa adoración puede parecer muchas cosas diferentes. Tal vez mostrando gratitud a Jesús al alabarlo por quien es. Tal vez sufriendo por Cristo. Tal vez extendiendo la gracia y el amor de Cristo a los demás. La adoración es algo que los hombres sabios nos modelaron y que todavía es completamente relevante en nuestras vidas hoy. La temporada de festividades puede estar muy ocupada, y con muchas partes móviles. Como los hombres sabios, recordemos y honremos el regalo que Jesús nos dio. Que nunca estemos tan ocupados o distraídos que olvidemos recordar el qué realmente estamos celebrando y el mejor regalo que tenemos. Ora: Señor, gracias por sufrir por mí y darme el mejor regalo de todos: tu vida. Qué maravilloso regalo y sacrificio hiciste, Jesús. Sinceramente, no puedo agradecerte lo suficiente. Por favor, recuérdame Tu gracia y Tu amor hoy, y ayúdame a tener el mismo corazón de sacrificio y de servicio que Tú tienes. En el nombre de Jesús, amén. Practica: Toma tiempo o energía extra para extender gracia, amor o bondad a alguien hoy.
12 de diciembre de 2025
El siguiente regalo que los sabios trajeron a Jesús es el incienso. Savia. Sí, el incienso es savia seca de los árboles. Específicamente árboles que crecen en y alrededor del extremo sur de la península arábiga. En primer lugar, un cuchillo especial perfora una herida en el árbol Boswellia sacra por donde empieza a salir la savia. Esta primera savia no se recoge, simplemente limpia las impurezas. Más tarde, se realizan más cortes para liberar un líquido refinado. A medida que la savia se seca, crea lo que se conoce en la industria como una "lágrima". Estas lágrimas se recogen del árbol, se trituran y se venden como incienso. El incienso entregado a Jesús habría viajado (probablemente en camello) a través del desierto de Arabia como se presagia en Isaías 60:6. En ese momento, habría valido más que su peso en oro. Pero es en el propósito y la función de este regalo que realmente podemos comenzar a ver su valor. El incienso se quemaba sobre todo como especie de aromatizador. En realidad, la propia historia de la palabra apunta a algo así como aroma puro o de alta calidad. A lo largo de la historia del Antiguo Testamento, este aroma puro fue utilizado por los sacerdotes en el templo como parte de la adoración ritual y el sacrificio hecho a Dios para cubrir los pecados. También se usó regularmente en todo el mundo antiguo como agente curativo. Investigaciones científicas recientes sugieren que el incienso todavía tiene poderes curativos, especialmente contra ciertos tipos de cáncer. Cuando fue entrevistado por la BBC, el inmunólogo Mahmoud Suhail explicó: "El cáncer comienza cuando el código de ADN dentro del núcleo de la célula se corrompe. Parece que el incienso tiene una función de reinicio. Puede decirle a la célula cuál debería ser el código de ADN correcto". ¿Por qué los hombres sabios trajeron el regalo del incienso al joven Jesús? Ya sea que lo supieran o no, trajeron quizás la única sustancia que podría contar la historia de Jesús predicha en Isaías 53:5 NVI: Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Jesús hizo esto, y Jesús hace esto. Al igual que parte del árbol Boswellia sacra se tritura para crear incienso, Jesús fue triturado para que pudiera convertirse en nuestro agente de curación: el sacerdote definitivo que ofreció su vida como sacrificio final y perfecto por nuestro pecado y que sigue acudiendo a Dios en nuestro nombre. Él es la función de reinicio que arregla todo. Él es nuestra paz. Ora: Jesús, gracias por ser el restablecimiento que nos hace estar bien con Dios. Gracias por seguir intercediendo por nosotros y por todas las maneras en que nos sanas, nos restauras, nos traes paz y demuestras que estás con nosotros. Amén. Practica: ¿Cómo le adorarás por lo que hizo y sigue haciendo hoy? ¿Cómo puedes confiar en Él como tu sacerdote y sanador?
11 de diciembre de 2025
¿Alguna vez has luchado por encontrar el regalo perfecto para alguien que amas? Deseas que sea significativo para ellos para que vean lo significativos que son para ti. Los hombres sabios le dieron regalos a Jesús que, al pie de la letra, parecen un poco extraños, pero que en realidad pintan un hermoso cuadro de quién es Jesús. Le trajeron oro, incienso y mirra. Es fácil dejarlos pasar sin prestarles atención, pero estos regalos tienen un significado que puede ayudar a centrar nuestros corazones esta Navidad. Juntos, esos dones nos muestran quién es Jesús. Un Dios soberano pero dispuesto a sufrir para salvarnos. Hay muchas razones por las cuales los hombres sabios podrían haber elegido traer oro como uno de sus regalos a Jesús. Por un lado, el oro es algo que le darías a un rey. Pero piensa en la fe que habrían tenido para dar oro a un niño. Todos esperaban que Dios enviara un rey. De hecho, la gente en los días de Jesús querían que alguien gobernara su país, no necesariamente que gobernara sus corazones. En lugar de eso, Dios envió a un niño que crecería, nos enseñaría a vivir y moriría en nuestro lugar por nuestros pecados. Entonces un niño no era exactamente lo que algunos esperaban. Y sin embargo, los hombres sabios aún así presentaron oro, lo que demuestra que Jesús es nuestro Rey y es digno de alabanza, sacrificio y honor. El oro también era importante en el Antiguo Testamento. De hecho, en el libro de 1 Reyes, vemos cómo Salomón utilizó el oro cuando construyó el templo para Dios. Hay instrucciones muy específicas que tenía para construir este templo, porque era un lugar para que residiera la presencia de Dios. Dentro del templo había diferentes zonas, y la más interior se conocía como el Lugar Santísimo, o el Lugar Santísimo. En ese lugar, el sacerdote podía encontrarse con la presencia de Dios y hacer un sacrificio en nombre del pueblo. Las paredes y el altar de ese lugar santo eran de oro. Por eso, cuando los hombres sabios le dieron oro a Jesús, presagiaban que Jesús haría el máximo sacrificio por nosotros muriendo en una cruz y resucitando de entre los muertos tres días después, para que pudiéramos elegir tener una relación con Dios. Ahora bien, mientras que los hombres sabios le dieron oro a Jesús, Jesús nos dio un regalo mucho más precioso. Ellos no estaban comprando su camino a Dios. Ningún ser humano, por importante o adinerado que parezca, puede permitírselo. Jesús mismo pagó voluntariamente el precio que nosotros nunca podríamos pagar para allanar el camino hacia una relación personal entre nosotros y Dios. Los hombres sabios le dieron oro a Jesús, pero Jesús nos dio una conexión con Dios. La única respuesta razonable para los sabios fue dar lo que tenían como un extravagante acto de adoración a Jesús. Que sigamos su sacrificio y recordemos que Jesús es nuestro Rey. En una época que a menudo se asocia con las prisas, hagamos una pausa para recordar lo santo y asombroso que es que Dios enviara a Jesús para estar con nosotros. Ora: Dios, gracias por enviar a Jesús para ser nuestro último sacrificio. Gracias por ser el Rey de reyes y el Señor de señores. Recuérdame hoy Tu gloria. En el nombre de Jesús, amén. Practica: Mientras oras hoy, encuentra un lugar en el que arrodillarte para recordar que Jesús es Rey.
10 de diciembre de 2025
Es la época más maravillosa del año, pero a veces la lista de tareas pendientes parece interminable, los preparativos parecen desalentadores y las fiestas pueden recordarnos nuestras decepciones más profundas. Pero, ¿qué tal si elegimos pausar el ajetreo de la temporada y comenzar a descubrir una alegría más profunda? ¿Qué tal si disminuimos la velocidad para aceptar un ritmo de asombro? Podemos. Tu puedes. Pero para experimentar la época más maravillosa del año, tenemos que comenzar a hacerla la época de más adoración del año. Porque la maravilla y la adoración van de la mano. Puede que no sea fácil. Tal vez ha sido un año difícil. Tal vez estás experimentando la pérdida de un ser querido, la pérdida de un sueño o la pérdida de cómo creías que sería tu vida. Quizás estás en una temporada de espera. Pero tus experiencias pasadas no tienen que dictar tus expectativas futuras. Cuando adoramos, expresamos nuestro asombro ante alguien o algo. En esta época del año, todos tenemos motivos para adorar, y no están relacionados con nuestras circunstancias actuales. Tenemos motivos para adorar por el regalo que hemos recibido a través de Jesús. Solo mira lo que pasó cuando los hombres sabios escucharon sobre el nacimiento de Jesús: Y al ver la estrella [los hombres sabios], se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Mateo 2:10-11 RVR1960 Durante cientos de años, la gente había estado esperando. Esperando que Dios cumpliera su promesa de enviar a nuestro Salvador. Y la Navidad es uno de los mejores recordatorios de que Dios cumple sus promesas. Nos envió a Jesús como el regalo definitivo para demostrarnos que Dios quiere estar con nosotros. Los sabios lo celebraron con una alegría desbordante. Estaban sobrecogidos. Cayeron de rodillas e hicieron lo único que se puede hacer ante tanta maravilla: adorar a Dios. Esta Navidad, en lugar de centrarte en lo que tienes que hacer, adora a Dios por lo que ha hecho por ti. En lugar de centrarte en lo que te falta, céntrate en el amor de Dios. Desacelera tu ritmo de asombro adorando a Dios y agradeciéndole el regalo de Jesús. En los próximos días, hablaremos más sobre los hombres sabios, los regalos que le dieron a Jesús y cómo esos regalos pueden llevarnos a un lugar de adoración. Hablaremos de formas prácticas de recuperar la alegría de la Navidad, y juntos pediremos a Dios que nos devuelva el sentido de la maravilla. Ora: Dios, que en esta Navidad mi ritmo sea de asombro. Recuérdame quién eres, y ayúdame a adorarte con alegría. Ayúdame a dejar de centrarme en mi lista de cosas por hacer y a empezar a centrarme en el regalo de Jesús, Tu Hijo. En el nombre de Jesús, amén. Practica: ¿Cómo podrías aumentar tu sentido de la maravilla esta Navidad? ¿De qué manera puedes adorar en esta época?
8 de diciembre de 2025
El mensaje de la Navidad tiene como protagonista central a un niño. Un niño común y corriente al que hay que envolver en pañales y al que los visitantes van a encontrar acostado en un pesebre. En el centro no están los adultos; estos vendrán para cuidarlo, admirarlo y adorarlo. La redención no resultará de una gesta militar dirigida por los adultos, ni de la genialidad técnica de un adulto iluminado. Nos llegará por una vía más sencilla: un niño indefenso la traerá. El niño del pesebre nos expone el lugar que ocupan «los débiles» en los complejos procesos de transformación humana. Ellos siempre han sido vistos como objetos de transformación (por los que debemos hacer algo), aunque, en la realidad de Dios, son sujetos de ella (pueden hacer algo por todos). Acerca de este principio, enseña el apóstol Pablo que «porque la locura de Dios es más sabia que los seres humanos, y la debilidad de Dios es más fuerte que los seres humanos» (1Co 1.25). Entre los enfermos, los niños y niñas, las personas con alguna privación física, los migrantes indocumentados, los indígenas y tantas personas más que son tratados como insignificantes, se revela la gracia salvadora de Dios. Se podrá soñar con otro mundo posible (Foro Social Mundial) a partir de estos «débiles» despojados de poder antes que con los fuertes del mundo… solo hábiles para consolidar sus estrategias del poder inútil. Entre pañales y olor a establo reposa la esperanza del mundo. Para seguir pensando: «Nos ha nacido un niño, un Dios se nos ha dado, Hay que nacer de nuevo, desnudos como el niño, Descalzos de codicia, de miedo y de poder, sobre la tierra roja. Hay que nacer de nuevo, abiertos al Misterio, ungidos de esperanza». Pedro Casaldáliga (teólogo y escritor catalán-brasileño) Oración: Se estima (2021) que 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores de 18 años se han visto obligados a mantener relaciones sexuales forzadas o han sido víctimas de otras formas de violencia y explotación sexual con contacto físico. Pidamos al Señor para que sepamos cómo trabajar con la población menor de edad vulnerable a este flagelo para que ellos también, con nosotros, se conviertan en sujetos de transformación que reduzcan el riesgo de ser víctimas de algún tipo de explotación sexual.
6 de diciembre de 2025
Elizabet es una mujer privilegiada (será la madre de Juan el Bautista), pero no por eso deja de reconocer que, como ella, también otras personas han sido privilegiadas (María será la mamá del salvador)… e incluso muchas con mayores honores a los que ella ha recibido de parte del Señor. Ellas son primas, ambas embarazadas, las dos han recibido la visita de un ángel y, por igual, saben lo que significa que el Espíritu Santo las llene. El diálogo entre ellas bien hubiera podido desarrollarse entre tensiones y arrogancias si hubieran cedido a la tentación de ostentar que la gracia de una superaba la de la otra. La pedantería espiritual es muy común entre seguidores de Jesús y entre ministerios cristianos (comunidades de fe, organizaciones de servicio e instituciones). En muchos casos, cuando alguien recibe una gracia especial surge con facilidad la actitud de superioridad frente a los demás. Elizabet reconoció su grandeza sin desconocer ni competir con la de su prima María: «¿Cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?». El noble comportamiento de la madre de Juan lo explica el texto cuando subraya que ella actuaba «llena del Espíritu Santo». Porque el Espíritu no alienta nuestras soberbias egoístas, sino que el fruto que produce es concordia, sencillez y amabilidad. Para seguir pensando: «No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más». Tomás de Kempis (1380–1471) Oración: Porque los líderes políticos de las naciones en conflicto renuncien a sus arrogancias que los mantienen en competencia a muerte y que, en el Espíritu de Dios, opten por la sencillez, para alcanzar la reconciliación por medio de la justicia.
5 de diciembre de 2025
YouVersion dio a conocer que Isaías 41:10 fue seleccionado como el “Versículo del Año 2025”, un reconocimiento basado en el notable crecimiento de interacción dentro de la plataforma durante los últimos meses, impulsado en gran parte por el primer Mes Global de la Biblia, que registró cifras récord de participación. El versículo elegido —“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”— se convirtió en el más compartido, leído y guardado por millones de usuarios alrededor del mundo, reflejando una tendencia global hacia la búsqueda de consuelo espiritual en tiempos de incertidumbre. La organización destacó que el incremento en descargas, conexiones diarias y uso de planes bíblicos no solo se dio en regiones tradicionalmente activas, sino también en países de África, Medio Oriente, Asia Central y Norteamérica, lo que demuestra un interés creciente y diversificado por la lectura bíblica digital. Según YouVersion, este comportamiento reafirma su misión de acercar la Biblia a más personas en su propio idioma y formato, fortaleciendo la espiritualidad global a través de la tecnología.
Show More