Kansas sufre devastación por tornados

Durante la noche del domingo 18 de mayo de 2025, varios tornados azotaron el centro y oeste de Kansas, causando graves daños en comunidades como Plevna, Grinnell y Greensburg. En Plevna, un tornado de gran tamaño impactó directamente, dañando viviendas, árboles y líneas eléctricas. Afortunadamente, no se reportaron heridos ni víctimas mortales, gracias a que los residentes buscaron refugio a tiempo .
En Grinnell, el tornado derribó al menos 15 postes eléctricos y provocó el cierre de la Interestatal 70 debido a los escombros y cables caídos . Además, cerca de Haviland, aproximadamente 100 vagones de un tren de Union Pacific fueron volcados por los fuertes vientos .
Las autoridades continúan evaluando los daños mientras se pronostican más tormentas severas para el centro de EE. UU. Se insta a la población a mantenerse alerta y seguir las indicaciones de seguridad.

¿Te consideras una persona productiva? A mí me encanta intentar aprovechar mis días al máximo, y también formarme. Además de mis tareas, siempre que puedo, escucho resúmenes en audio y leo libros sobre productividad, economía, organización, economía, creatividad… ¡Me encanta formarme al máximo en todas las áreas posibles! Pero a veces es cierto que, si no me controlo, puedo acabar quemándome con todas las actividades del día a día, ¡sobre todo ahora que tenemos a nuestra pequeña Eva Grace! =) Muchas veces vamos a mil por hora por la vida, y podemos caer en una espiral destructiva si no somos cuidadosos. Es por eso que la Biblia nos dice: “Por nada estéis afanosos...” (Filipenses 4:6). ¡Los afanes son realmente malos! De hecho, analiza conmigo esta selección de versículos: “...mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan” (2 Tesalonicenses 3:12) “... que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado” (1 Tesalonicenses 4:11) “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28) ¿Qué es lo que te inspiran estos versículos? A mí me inspiran tranquilidad. Son una invitación a trabajar de una manera reposada, sin agobios, sin estrés, y a buscar bendecir a los demás con el fruto de nuestro trabajo. Me transmite paz, orden, responsabilidad, equilibrio, generosidad… ¡Es precioso! Mi querido/a amigo/a, Dios desea que disfrutes del trabajo que realizas. ¿Sientes esa paz, tranquilidad, equilibrio... a la hora de trabajar? ¿Qué cambios crees que podrías hacer para que tu trabajo sea más tranquilo y edificante? Pídele al Señor que te dé sabiduría, para que puedas así saber qué pasos tienes que dar. Eres precioso/a para Dios ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Te suenan las diligencias del Lejano Oeste? Las diligencias eran esos carruajes tirados por caballos, que tenían departamentos en su interior y que transportaban a los viajeros con su equipaje. En su origen, de hecho, parece ser que a estos carruajes se les llamaba “coches de diligencia”. La raíz del nombre proviene del latín diligentia, que, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, es un término que expresa puntualidad, cuidado, agilidad… ¡Todo eso es lo que este servicio de carruajes ofrecía a la gente! La diligencia es una de las cualidades más útiles y mejor valoradas a la hora de trabajar. La diligencia es la antítesis de la pereza, la cual se caracteriza por todo lo contrario: constantes retrasos, falta de cuidado, lentitud… ¡En esas condiciones es imposible poder hacer un buen trabajo! Mira lo que dice la Biblia: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11). Fíjate en la conexión que establece en este pasaje: la diligencia está relacionada con el fervor, con la pasión. ¡Cuando sirves al Señor con pasión, brota en ti esa diligencia, ese deseo incansable por querer hacer el mayor número de cosas que puedas, y de hacerlas bien! Querido/a amigo/a, ¿eres diligente en tu trabajo y en tu servicio a Dios? Pídele al Señor que renueve hoy en tu vida esa visión, esa pasión por servirle de la mejor manera posible con cada cosa que hagas, tanto en el trabajo como fuera de él. ¡Eso te bendecirá tanto! Te dejo con una última promesa: “¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará” (Proverbios 22:29) ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Cuál es tu motivación a la hora de trabajar? La motivación económica es una variable importante a la hora de trabajar. Al final y al cabo, en función de cómo sea tu sueldo podrás organizarte y ver si consigues llegar a fin de mes, si puedes permitirte una vida un poco más holgada, ¡o incluso si puedes ahorrar para comprarte un Ferrari! =) Sin embargo, muchas veces reducimos todo a una cuestión monetaria, y nos olvidamos de que hay más elementos en juego. ¿Por qué haces lo que haces? ¿Cuál es el propósito del trabajo que desempeñas cada día? A veces tenemos la sensación de que nuestro trabajo no es relevante, quizá porque no está bien pagado o porque no es considerado importante por los demás. Y, sin embargo, ahí tienes el ejemplo de los trabajadores de los supermercados durante la pandemia de 2020: a pesar de que su puesto de trabajo no era considerado por la sociedad como especialmente relevante, ¡estos profesionales fueron de los pocos trabajadores que se libraron del confinamiento, por ser considerados “trabajadores esenciales”! Sí, su labor fue y es de una tremenda importancia para todos... La Biblia dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres....” (Colosenses 3:23). Esa es la gran clave: que Jesús sea el centro de tu vida, y de todo lo que hagas. Si te dedicas a programar aplicaciones, haz que cada línea de código sea como un poema para Él, sabiendo que tu programa va a ayudar a muchas personas; si te dedicas a la enseñanza, haz que cada clase sea como si tuvieses el privilegio de enseñarle directamente a Él; y si te dedicas a barrer las calles, hazlo como si estuvieses limpiando tu misma casa para recibir a Jesús. Querido/a amigo/a, cuando tu trabajo es una forma de servicio a Dios, ¡todo adquiere un nuevo significado! Aun la más humilde de las tareas se convierte en una bendición y en un privilegio. Dios te ama, y le encanta cuando le sirves de todo corazón ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Crees que el trabajo es una bendición, o una maldición? Mi profesor de francés del instituto era ateo, y aprovechaba cada vez que podía para atacar la fe. Según él, ¡Dios había castigado a la humanidad haciéndonos trabajar, como consecuencia de la caída de Adán y Eva! A Dios gracias, la verdad es bien distinta. De hecho, Dios ya había asignado previamente tareas a Adán y Eva, con el objetivo de que cuidasen de la Creación. ¡Ya tenían un trabajo, y muy bueno! =) La diferencia se encontraba en la bendición: antes de la caída, todo estaba lleno de vida, prosperaba, y había bendición por todos lados. Tras la caída, el pecado produjo muerte, escasez y esclavitud. ¡Incluso cultivar la tierra se convirtió en algo duro y complicado! Esa misma maldición de la caída quiere afectarnos hoy, llevándonos a trabajar en ambientes tensos, sin motivación, mal remunerados, con el único objetivo de conseguir un salario que nos permita sobrevivir. ¡Esa es la esclavitud en la que el enemigo quiere convertir algo tan precioso como debería ser el trabajo! Jesús le dijo a sus discípulos: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17). ¡El trabajo es una bendición de Dios cuando se lleva a cabo de la manera correcta! De hecho, Dios ya ha preparado buenas obras para que sean hechas a través de ti, para que “trabajes” en ellas (Efesios 2:10). Mi querido/a amigo/a, ¡Dios quiere bendecirte en tu trabajo! Él quiere que disfrutes de la obra de tus manos, que te sientas satisfecho/a y que puedas ser bendecido a través de ello en todas las áreas de tu vida. Él quiere, además, usar tu vida y el trabajo que haces para bendecir a muchos. A lo largo de esta semana voy a compartir contigo claves que te ayudarán a tener una perspectiva diferente acerca de tus tareas y obligaciones, y a descubrir más cómo puedes experimentar la bendición de Dios en todo lo que hagas. ¿Estás listo/a? ¡Eres un Milagro! Christian Misch PD: Estos textos han sido extraídos de Un Milagro Cada Día, un email alentador que escribo y envío diariamente a miles de personas. Si quieres recibir cada día este mensaje de aliento en tu correo electrónico, puedes suscribirte en este enlace. Además, al suscribirte recibirás el libro electrónico “10 claves para volver a conectarte con Dios”, el cual te ayudará a profundizar en tu comunión con Dios.

¡Hay tantas palabras huecas en este mundo! A lo largo de mi vida he visto a muchas personas repetir frases “cliché”, políticamente correctas, pero que en la práctica carecen de verdadero significado para sus vidas. Lo contrario a esto es la autenticidad. ¡Sienta tan bien escuchar a personas que son auténticas, coherentes con lo que dicen, con lo que creen y con lo que hacen! Jesús es el máximo ejemplo de autenticidad. No solo predicaba, sino que vivía perfectamente lo que decía. Sus palabras formaban parte de su ser. Él era siempre el mismo, tanto cuando predicaba a las multitudes como cuando estaba a solas con sus discípulos, o cuando estaba a solas orando en el bosque. Querido(a) amigo(a), es tiempo de que nuestras palabras sean un reflejo de quienes somos en realidad. Que cualquier rastro de fariseísmo sea totalmente desterrado de nuestras vidas, porque como decía Jesús acerca de ellos, “dicen, y no hacen” (Mateo 23:3). Que no sea así en nuestras vidas: Que las cosas que digamos que vamos a hacer, las hagamos. Que no tengamos miedo de ser vulnerables y de compartir con otros de manera sabia aquello por lo que estamos pasando. Que no busquemos dar una apariencia de algo que no somos, motivados por orgullo. Que tengamos la humildad de pedir perdón cuando fallamos a otras personas. Que nuestras palabras sean transparentes, y llenas de significado. Querido(a) amigo(a), esto es lo que intento hacer cada día. En cada texto que te mando, en cada programa que hago, trato de compartir mis experiencias, mis luchas y victorias contigo, desde la más completa sinceridad y vulnerabilidad. Deseo de todo corazón que estos contenidos resuenen con tu realidad, y que Dios te esté hablando a través de ellos. Y si todavía no estás viviendo en esta coherencia divina, ¿te gustaría intentar vivir en ella a partir de hoy? ¿Quisieras acompañarme en este precioso propósito? ¡Te aseguro que el resultado valdrá la pena! Te llevo en mi corazón. ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Has viajado alguna vez en transporte público en el horario de mayor tráfico vehicular? Recuerdo que, cuando era estudiante, tenía que tomar el metro para ir a la universidad. La línea 6 de metro siempre estaba saturada a esas horas, los vagones estaban llenos a más no poder. ¡Parecíamos sardinas en lata! Al estar tan juntos todos, era fácil respirar la “fragancia” de las personas que teníamos al lado. La mayoría de la veces era agradable, pero de vez cuando a algunos de mis vecinos de vagón les había abandonado el desodorante… =) A la hora de hablar ocurre algo similar. Es en las distancias cortas, en las conversaciones que mantenemos a lo largo del día, donde podemos respirar tanto la fragancia de las palabras de las personas que nos rodean, como el desagradable olor de los malos comentarios. Es ahí también donde podemos fácilmente desviarnos, y hablar palabras que no convienen, solo por quedar bien con los demás. La Biblia dice: “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:6). ¡Sí, querido(a) amigo(a), somos la sal del mundo, y como tal nuestras palabras deben contener también esa sal! Piensa en ello cuando estés hablando con otras personas: déjales que respiren la fragancia de Dios a través de ti, que gusten la gracia en tus palabras. El amor reflejado en tus palabras, la amabilidad y el compartir con los demás acerca de Jesús, es lo que hace que tus palabras tengan ese punto de sal que cambia la vida de las personas. Vamos a orar: “Señor, te doy gracias por lo que estás haciendo en nuestras vidas. Ayúdanos a que nuestras conversaciones estén marcadas por Tu amor y por Tu gracia, para que sepamos cómo contestar a cada uno, y para que lo hagamos de una manera que te agrade. Que no haya ningún tipo de crítica, mentira, queja ni palabra deshonesta en mi vida, Señor, sino que todo lo que diga y haga sea lleno de Ti. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!” ¡Eres un Milagro! Christian Misch

¿Alguna vez has empezado una conversación que ha terminado a gritos? Recuerdo cuando tenía 14 años. En aquellos tiempos creía en Dios, pero no había tenido todavía un encuentro con Jesús. Aun así, me molestaba que las personas hablasen mal de Dios, o de la fe cristiana. Un día, una de mis compañeras del instituto empezó a cuestionar la existencia de Dios frente al resto de los que estábamos en su mismo grupo de trabajo. Empecé a discutir con ella, y las cosas se pusieron bastante tensas. Tratábamos cada uno de quedar por encima del otro en nuestra “batalla dialéctica”, al punto de hablarnos duramente, incluso con insultos y malas palabras. Una de las cosas que dijo, sin embargo, se me quedó grabada. Me dijo: “¡Pues tú, para ser cristiano, menuda lengua tienes!”. Era verdad. Mi lenguaje, e incluso la forma que tenía de decir las cosas en aquella época, dejaban mucho que desear. ¡Gracias a Dios que eso cambió! Al cabo de unos meses, cuando finalmente le entregué mi vida a Jesús, una de las primeras cosas que fueron renovadas en mi vida fue precisamente mi lenguaje y mis actitudes al hablar. ¡Deseaba tanto que mis palabras fuesen limpias y amables! Querido(a) amigo(a), ¿te gustaría a ti también renovar tu forma de hablar y apartarte de toda maldad en tus palabras? La clave está en el corazón. La Biblia dice que “de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45). Mis palabras cambiaron porque mi corazón cambió. Pídele al Señor que te ayude a quitar cualquier cosa en tu corazón que no provenga de Él, y que te llene de Su amor al hablar. Así podrás tener siempre en tus labios una “palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros” (Tito 2:8). Disfruta de la frescura de este nuevo día de vida que Dios te da. ¡Eres un Milagro! Christian Misch

A veces hacemos comentarios rápidos, casi sin pensar, y no nos damos cuenta del efecto que esas palabras tienen en otras personas. Recuerdo que cuando era adolescente tuve una pequeña psoriasis, que se manifestó con la aparición de rojeces en los codos y en las manos. Era un poco incómodo, pero gracias a Dios desapareció al poco tiempo; sin embargo, todavía recuerdo la reacción que tuvo uno de mis amigos de la iglesia cuando vio las rojeces en mis brazos. Me dijo bastante serio: “¡amigo, estás podrido!”. Obviamente me lo dijo de broma, pero ¿te puedes creer de todas las conversaciones que hemos tenido a lo largo de estos años, este simple comentario es uno de los que más recuerdo? En las diferentes ocasiones en las que he experimentado molestias o enfermedades en mi cuerpo, estas palabras han seguido resonando en mi mente, haciéndome pensar de manera casi inconsciente que quizá en el fondo sí que había algo malo en mí. Esas palabras me afectaron, y abrieron puertas en mi vida a temores y a conclusiones erróneas. ¿Y sabes qué es lo peor? Que no era su intención hacerme daño. De hecho, estoy convencido de que yo también he cometido ese mismo error en varias ocasiones, y que algunos de los comentarios que he hecho sin pensar a lo largo de mi vida han afectado a otras personas. No es ninguna tontería: Jesús de hecho nos avisa de que tendremos que dar cuentas por ese tipo de comentarios irreflexivos (Mateo 12:36). La Biblia dice que de nuestras bocas “proceden bendición y maldición [...] ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? ¿Puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce” (Santiago 3:10-13). ¡Mi querido(a) amigo(a), que de la fuente de tu boca solo broten palabras de bendición! Proponte de todo corazón en este día no hacer comentarios que puedan afectar a otras personas y convertirse en una maldición para ellos. Que tus palabras sean dulces, y que sacien la sed de los que están a tu alrededor. ¡Eres un Milagro! Christian Misch

Un reciente análisis de modelos astronómicos de la NASA ha identificado un eclipse lunar que ocurrió el viernes 3 de abril del año 33 d.C., fecha que muchos estudiosos asocian con la crucifixión de Jesús. Este fenómeno, en el que la Luna adquiere un tono rojizo conocido como "Luna de sangre", coincide con descripciones bíblicas de eventos celestiales inusuales durante la crucifixión. Los evangelios sinópticos mencionan una oscuridad que cubrió la tierra desde el mediodía hasta las tres de la tarde durante la crucifixión (Mateo 27:45, Marcos 15:33, Lucas 23:44). Además, en Hechos 2:20, el apóstol Pedro cita la profecía de Joel: "El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes que venga el día grande y glorioso del Señor". Investigadores de la Universidad de Oxford, como Colin Humphreys y W. Graeme Waddington, han argumentado que estos pasajes podrían referirse a un eclipse lunar visible en Jerusalén poco después de la muerte de Jesús . Aunque algunos expertos consideran que la oscuridad descrita podría deberse a fenómenos naturales como tormentas de polvo o nubes densas, la coincidencia con el eclipse lunar del 3 de abril del año 33 d.C. ofrece una posible explicación astronómica. Este hallazgo proporciona una conexión entre la narrativa bíblica y eventos celestiales documentados, ofreciendo una perspectiva adicional sobre los acontecimientos de la crucifixión.

¿Has oído hablar alguna vez del “Efecto Pigmalión”? Según varios estudios que se llevaron a cabo en entornos educativos durante el siglo XX, aquellos niños que sienten que sus padres y sus profesores creen en su capacidad para aprender, suelen sacar mejores notas. Sus palabras y reacciones positivas les animan a creer en sus propias capacidades, y a dar lo mejor de sí mismos. Esto es lo que se conoce como el “Efecto Pigmalión” Lo contrario desgraciadamente también se cumple. ¿Cuántas veces has visto niños a los que, en momentos de enfado, sus padres les han dicho cosas como “no vales para nada”, “eres un cabeza hueca”, o cosas similares? Esas palabras dañan la autoestima de los niños, y les hacen creer en el fondo que no son buenos en esas áreas, que no son inteligentes, que no valen para nada. Eso nos pasa incluso a nosotros mismos. Cuando empezamos a decir cosas como “no valgo para esto”, “voy a morir de esta enfermedad” o “¡soy estúpido!”, empezamos a creerlo, y abrimos puertas en nuestra propia vida para que esas cosas ocurran. El libro de Proverbios dice que “la muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto” (Proverbios 18:21, RVA). Las palabras que hablamos tienen mucho poder, tanto para nosotros como para los que nos rodean. Cada declaración que hacemos, tanto sobre nuestra vida como sobre la vida de los demás, tiene el poder de dar vida o de dar muerte, de bendecir o de maldecir. ¡Querido(a) amigo(a), que el fruto de tus labios sea un manjar para tu vida, y para los que te rodean! Que cada palabra, cada cosa que declares con tus labios en este día, esté llena de vida, de bendición y de la paz del Señor. Te llevo en mi corazón y en mis oraciones. ¡Eres un Milagro! Christian Misch