Jesús pregunta: ¿Quién dices que Soy Yo?

Hoy terminamos este pequeño devocional con la pregunta más importante que Jesús nos hace: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
Jesús estaba llegando al final de su ministerio y su muerte en la cruz estaba cerca. Había sido rechazado por los religiosos y aunque la gente común le escuchaban con interés y apertura, no entendían realmente quién era. Para ellos era un hacedor de milagros, un gran maestro y les llamaba mucho la atención sus enseñanzas, pero no más.
En medio de una oposición que aumentaba por días y rodeado de personas a las que caía bien, pero no lo entendían, Jesús salió de Israel y llevó a sus discípulos a Cesarea, un área de gentiles. Lo que ocurrió allí cambiaría el curso de la historia.
Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?14 Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista;y otros, Elías;pero otros, Jeremías o uno de los profetas.15 Él les dijo*: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.Mateo 16:13-16
Jesús sabía que pronto lo colgarían de una cruz, y necesitaba urgentemente consolidar a sus seguidores con la seguridad de su divinidad. Primero les hizo una pregunta genérica sobre la opinión de las masas: ¿Quién dice que soy? Le respondió: "Algunos piensan que eres uno de los profetas" y mencionaron algunos. Pero después cambia la pregunta a lo personal: "¿Y vosotros? ¿Quién soy para vosotros?".
La respuesta de Pedro fue clara e inmediata: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Está diciendo: "Sé quien eres, eres el Mesías, que viene para salvarnos y eres el Hijo del Dios Eterno". Es la primera vez que se pronunciaron esas palabras. Su confesión fue una confesión de fe y en esas palabras está todo lo que se necesita para la salvación.
Jesús nos pregunta lo mismo hoy: "¿Quién dice que soy?". Tu respuesta puede ser que es un buen maestro, un gran ejemplo o gran hombre de la historia, pero hasta que Él no sea para ti, el Cristo, el Hijo del Dios vivo, no le has conocido y no sabes la respuesta a la pregunta mas importante de tu vida. Pero lo puedes saber. Jesús te llama hoy.

La historia de Gedeón siempre me ha parecido muy inspiradora. Gedeón fue uno de los jueces de Israel después de que el pueblo entrara en la tierra prometida, y antes de que hubiese reyes en Israel. Su llamamiento, de hecho, fue muy particular. El pueblo de Israel, que se había apartado de los caminos que Dios les había mandado, estaba en gran dolor y sufrimiento, debido a sus vecinos, los madianitas y los amalecitas. En medio de su dolor dice la Biblia que "los hijos de Israel clamaron a Jehová" (Jueces 6:7). Y Dios no pudo contener sus deseos de ayudarles. Es por eso que les mandó un profeta y, luego buscó a alguien que tuviese un corazón alineado a Su voluntad, para poder liberar a Su pueblo. La persona a quién Dios llamó fue Gedeón, el más pequeño de la casa de su padre. ¡Estaba tan sorprendido de que Dios le llamase a llevar a cabo una misión de tales características! De hecho, no pensaba que era el indicado para ello, pero ¡Sí, sí lo estaba! Querido/a amigo/a, Dios siempre usa a personas para traer liberación y bendición, ¡y Él quiere usarte a ti también! A lo largo de esta semana, vamos a analizar la vida de Gedeón, y vamos a ver una serie de claves que aparecen en las Escrituras en relación con su historia que estoy convencido de que serán especialmente inspiradoras para ti. ¿Estás listo? ¡Eres un Milagro! Christian Misch

El mundo de la lucha libre llora la partida de Terry “Hulk Hogan” Bollea, quien falleció a los 71 años en su hogar en Clearwater, Florida, a causa de un paro cardíaco. Hogan no solo fue un ícono de la WWE, con 12 campeonatos mundiales y momentos legendarios en WrestleMania, sino también una figura clave en la cultura pop, gracias a sus apariciones en películas como Rocky III, Gremlins 2 y su reality Hogan Knows Best. En los últimos años, compartió públicamente su fe. Contó que aceptó a Cristo como su Salvador a los 14 años y en diciembre de 2023 fue bautizado en una iglesia bautista en Florida. Su vida espiritual se convirtió en una fuente de fortaleza y transformación.

El 22 de julio de 2025 falleció a los 76 años rodeado de su familia, tras una valiente lucha contra el Parkinson y otras enfermedades. Aunque su vida fue pública y, en ocasiones, polémica, pocos conocen que Ozzy fue criado bajo la fe cristiana y se declaró anglicano, participando en cultos dominicales y orando antes de sus presentaciones Quizás el mundo lo conoció por su imagen rebelde y su música icónica con Black Sabbath, pero en privado Dios ocupaba un lugar central en su corazón. En una entrevista confesó: “Soy miembro de la Iglesia de Inglaterra y hablo con Dios en oración siempre antes de cada actuación”. Esa conexión espiritual lo acompañó hasta sus últimos días. Esta faceta poco conocida de Ozzy nos recuerda que la gracia de Dios puede tocar cualquier corazón. No importa cuán lejos pueda parecer una persona del camino de la fe, el Señor sigue llamando, aún en medio de la fama, los errores, las luchas internas o la oscuridad. Su vida no fue perfecta —como ninguna lo es—, pero su historia nos invita a reflexionar: ¿quiénes somos nosotros para juzgar el corazón de una persona cuando solo Dios conoce lo más profundo del alma? 🙏 Hoy oramos por su alma, por su familia, y por todos aquellos que siguen creyendo que no hay corazón que Cristo no pueda redimir.

Jesús no hablaba por hablar. Cuando preguntaba algo era porque quería escuchar la respuesta de la boca del que escuchaba la pregunta. La respuesta revelaba lo que estaba en su corazón. Un día, Jesús pasó al lado de un estanque rodeado de enfermos que esperaban ser sanados, Él hizo una pregunta que casi parecíaque se burlaba de un hombre tirado allí. Juan lo cuenta así: Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Juan 5:5-7 Cristo preguntó, "¿quieres ser sano?" Aunque la respuesta podría haber sido un SÍ rotundo gritado de voz en cuello, no fue así. Respondió con explicaciones del porqué todavía no había recibido sanidad, era porque no tenía a nadie que le metiera en el estanque en el momento que podría ocurrir un milagro. Me pregunto porqué seguía allí sentado si no tenía a nadie. Seguramente Jesús sabía que no estaría allí día tras día, al lado de un estanque donde ocurrían milagros si no tuviera un poquito de esperanza de que un día algo bueno iba a pasar. Aunque no tenía a nadie, quizá un día tendría a alguien, lo que no sabía es que ese ALGUIEN fue Jesús. Cuando Jesús llega a nuestras vidas, llega para sanar lo paralizado por pecado, temor y complejos para que podamos levantarnos y andar con la cabeza en alto. El paralítico dijo, "no tengo quién.." Así estamos nosotros mucha veces. No tenemos quién nos sane, nos ayude, nos consuele. Nos sentamos al lado del estanque de la resignación y luego llega Jesús y nos pregunta. "¿Quieres ser sano?"o "¿Quieres ser libre?"¡Claro que queremos! Entonces Jesús dice: "levántate, recoge tu cama y anda!" Y nosotros con la ayuda del Espíritu Santo, nos ponemos de pie, podemos dejar nuestra cama de las circunstancias y tristeza y empezar a andar en fe.

Vamos a pasar al Nuevo Testamento y escuchar preguntas que Jesús hizo a sus discípulos. Jesús fue directo en sus preguntas y confrontaciones. Preguntaba para que sus seguidores tuvieran que pensar y responder y nos siguen haciendo esas mismas preguntas hoy. Cuando respondemos con honestidad, nuestras vidas dan un giro y seguimos siendo transformados. Jesús es nuestro ejemplo en todo y es un privilegio pensar que se interesa tanto en su creación, que nos hace reflexionar, haciendo preguntas agudas que pueden traspasar nuestros corazones. Jesús actuaba, predicaba y luego se aseguraba que sus discípulos entendieron lo hecho o dicho. Sus discípulos se habían encargado de la cena de la Pascua que iban a celebrar con su Maestro, pero se les olvidó un detalle importante y era tener un sirviente que pudiera lavarles los pies al entrar. Era una necesidad en ese tiempo, que un esclavo o siervo estuviera para limpiar el polvo y la suciedad de los que llegaban a casa. Cuando Jesús vio que faltaba un siervo para hacerlo, Él no tuvo ningún reparo en levantarse, tomar una toalla y agua y empezar a hacer el trabajo de un esclavo. Jesús estaba pensando en cuánto amaba a los suyos a pesar de que tenía la cruz delante. "…Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin". ¿Cómo amó a los suyos? Los amó sin condición, sin reserva, sin comparaciones, con paciencia y fe. Pero parece que buscaba una acción para sellar su amor en sus mentes para siempre y mostrarles de forma tangible cómo se ama de verdad. La Versión Nueva Internacional dice: "Entonces les mostró la plenitud de su amor". Les hace la pregunta del millón: Entonces, cuando terminaron de lavarles los pies, tomaron su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Jesús quería que realmente entendieran el porqué de lo que había hecho. Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis. Juan 1:13-16 Quería que tuvieran claro lo que era ser su seguidor. No iban a ser los "manda más" en sus ministerios, al contrario. Si nuestro Señor Jesús tomo el lugar del siervo más bajo para suplir una necesidad básica, no debe haber ninguna labor que rechacemos por humillante que sea. Podemos tomar la toalla y lavar pies.

Las preguntas que le hacemos a Dios, normalmente empiezan con, ¿por qué, por qué y por qué? Nuestras preguntas tienen que ver con nuestras circunstancias. Las preguntas que Dios hace son para confrontar cuestiones en nuestros corazones. Nos hace bien callarnos y escuchar lo que Él nos está preguntando. El profeta Elías luchó por el alma de Israel, pero su batalla más intensa fue contra el desánimo personal. Su enemigo principal fue la desilusión. Después de todas las maravillas que hizo Dios---el pueblo no cambió y en lugar del avivamiento previsto por Elías, ocurrió lo opuesto: la reina Jezabel enfurecida jurándolo matar a Elías, forzándose a huir al desierto donde le dijo a Dios que estaba harto , que no podría más y que preferiría morir. Luego cuenta que Elías se durmió, se levantó, comió, durmió, se levantó comió y después caminó cuarenta días hasta el monte de Horeb donde se metió en una cueva. Horeb significa “desolación”. Pero para Dios, Horeb era un lugar donde los asuntos del corazón eran sacados a la superficie. Era un lugar de honestidad y de completa transparencia de corazón. No había estado mucho tiempo cuando Dios le preguntaba: “¿Qué haces aquí Elías?”. Elías le cuenta cómo ha sido celoso y fiel a Dios, pero que el pueblo no se había arrepentido, que habían matado a todos los profetas y solo quedaron él y lo estaban buscando. Pero no era así. Dios le quería hablar. Pasó un viento fuerte, hubo un terremoto, hasta fuego pero Dios no le quiso hablar en el ruido. Pasó el susurro de una suave brisa y Elías salió de la cueva y escuchó de nuevo la pregunta de Dios: “¿Qué haces tú aquí, Elías?”. Elías responde a la misma pregunta de la misma manera: "He predicado mucho, te sirvo con todo lo que soy y el pueblo de Israel es lo peor. Te han dejado, han matado a tus profetas y solo quedo yo, y no por mucho tiempo porque me buscan también". Dios le da da instrucciones para su próximo paso y le informa que quedaron siete mil personas que no habían doblado su rodilla ante Baal. En otras palabras, le dice que las cosas no son tan malas como aparentaban ser. Nos hace la misma pregunta: "¿Qué haces aquí?" Te pregunta para que puedas evaluar tu verdadera condición espiritual. La voz apacible que calmó el corazón de Elías es la misma que nos habla a nosotros cuando salimos de la cueva de desilusión y autocompasión con oído abierto a su susurro. Él pone nuestra situación en perspectiva, nos muestra que hay esperanza y que no todo es oscuro. La presencia de Dios se acerca cuando nos presentamos a Él con transparencia y honestidad y nos muestra que hay futuro

Dios hace preguntas por toda la Biblia que conllevan cuestiones que debemos tratar. Cuando le respondemos con sinceridad, la respuesta nos muestra nuestra propia necesidad, y Dios, porque es bueno, nos da la solución. En el Huerto de Edén, Dios hace la tercera pregunta: "¿Qué es esto que ha hecho?" Él sabía perfectamente cómo le habían desobedecido, Él ya sabe las respuestas a todas sus preguntas, sin embargo Adán y Eva necesitaron escuchar la interrogación y oír su propia respuesta. "Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que ha hecho? Y la mujer respondió: La serpiente me engañó, y yo comí".Génesis 3:12-13 Adán culpó a su esposa y su esposa a la serpiente. Pero al final señalaron a Dios. "La esposa que tú me diste" ¿Cuántas veces hemos acusado a Dios por situaciones en la que nos hemos metido? Decimos cosas como: "Pero Él dejó que estuviera en ese lugar en ese momento cuando pequé. Él podría haber evitado que yo pasase por ese club en ese momento y no lo hizo".Y levantamos el dedo al cielo y le señalamos culpable de nuestro pecado. Cada uno de nosotros somos responsables de las acciones y reacciones que tenemos. Dios nos ha hecho a su imagen y por eso tenemos la capacidad de tomar decisiones y elegir nuestro camino entre el bien y el mal. Dios te pregunta: "¿Qué es esto que ha hecho?" Él te pregunta para que reconozcas tu pecado, tomes responsabilidad de tus acciones y te arrepientas. Cuando haces esto, Él perdona sin reserva y con su perdón desaparece la culpa ya la vergüenza. Cuando llegas al punto en la vida donde puedes levantar la mano y decir: "Fui yo, ¡soy el culpable!" Él contesta: "Ven ahora, y vamos a hablar—dice el Señor— aunque tus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán" (Isaías 1:8 paráfrasis mía). La relación entre tú y Dios profundiza y aprende a vivir en descanso. Dios es Bueno, Dios es Padre, Dios es Santo y a la vez generoso con su perdón. Cuando lo sabes, no temes la pregunta: "¿Qué has hecho?" Puedes levantar tu cara al cielo, reconocer tu pecado, pedir perdón y ser perdonado.

Recuerda que no somos nosotros los únicos que tenemos el derecho de hacer preguntas. Dios también hace preguntas que confrontan cuestiones en nuestros corazones. Cuando le escuchamos y respondemos con corazón abierto, Él transforma nuestras ideas y su verdad deja huella permanente en nuestro corazón. La segunda pregunta que Dios le hace a Adán, es: "¿Quién te ha dicho que estás desnudo?". En otras palabras: "Adán, ¿de dónde ha sacado tus ideas ya quién has estado escuchando?" Es una pregunta que todos necesitamos escuchar e intentar contestar. ¿Cuáles son las voces que nos condicionan para entretener ciertos pensamientos y cierta manera de pensar? ¿Quién te dice cómo tienes que ser? ¿Quién te dice cómo tienes que actuar? ¿Quién te dice cómo tienes que vestir? ¿Quién te dice que debes valorar? ¿Quién te dice lo que tienes que tener? ¿De dónde sacas tus ideas? Dios no te juzga por lo que llega a tus oídos, ni las dudas que entra en tu mente, pero sí te ha provisto con la verdad. Puedes llenar tu vida con la verdad de Dios revelada en la Biblia para que las mentiras no te destruyan. Esta es la primera mentira inventada por el diablo, que vestía de serpiente en el Huerto de Edén. Y la serpiente dijo a la mujer: seguramente no moriréis.Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal. Génesis 3:4-5 La mentira consistía en la idea de que había una existencia más completa si actuasen independientemente de Dios. El mundo sigue ofreciendo cosas que prometen mucho, pero al tocarlas y probarlas te das cuenta que no cumplen lo que prometen. Por eso Dios sigue preguntando: "¿Quién te ha dicho?" El diablo te habla a través de la cultura y la sociedad, y si no tienes cuidado y te entretienes con lo que el enemigo habla, sus palabras empiezan a cobrar sentido. No solo influye en tu forma de actuar, también forman tu manera de percibirte. Si escuchamos las palabras del diablo y las rumiamos, se define en nuestras propias palabras y el enemigo ya no nos tiene que mentir, porque nos mentimos nosotros solos. Cuando te autocritiques, calla tu corazón y escucha la voz de tu Padre que te pregunta: "¿Quién ha dicho que eres eso? Yo no".

Estamos acostumbrados a hacerle preguntas a Dios. A menudo le preguntamos el porqué de esto y el porqué de aquello. Normalmente nuestras preguntas tienen que ver con nuestras circunstancias y con cosas que nos pasan. Dios también hace preguntas y nos conviene escucharlas. Sus preguntas confrontan cuestiones en nuestros corazones que a veces ni sabemos que existen y cuando las respondemos con sinceridad aclaran confusión y nos llevan a un lugar de confianza y descanso… Y oyeron al SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto.Y el SEÑOR Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás? Génesis 3:8-9 La primera pregunta que Dios hizo a un ser humano fue en el Huerto de Edén. Preguntó: ¿Dónde estás? La Biblia da a entender que Adán y Eva tenían una relación de amistad y compañerismo tan estrecha con Dios que paseaban juntos en el huerto.Después de que pecaron, se escondieron de él y no estaban en el lugar de encuentro habitual.Es obvio que Dios sabía dónde estaban, pero preguntó de todas formas.Hizo la pregunta para qué ellos mismos responderían, quería entablar una conversación con ellos y empezar a reconstruir la relación que ellos habían roto.Dios buscaba la reconciliación. Es interesante que Dios fue en busca de ellos aunque ellos no lo querrían ver. Adán responde a la pregunta: "Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí". Adán y Eva habían estado desnudos desde el principio y nunca se habían escondido de Dios.Su desnudez nunca había sido una preocupación, ni tampoco habían sentido temor de su presencia. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.Génesis 2:25 De arrepentirse se sintieron vulnerables, descubiertos, expuestos y hasta amenazados. No sólo estaban conscientes de que sus cuerpos físicos estaban expuestos; también sus espíritus y sus emociones estaban desnudos. Era una nueva sensación para Adán y Eva. Pudieron cubrir sus cuerpos con hojas de árboles, pero no había nada que pudiera tapar la vergüenza y el temor.Estaban sintiendo cosas que nunca habían sentido. La vergüenza es el sentimiento de culpa, de haber hecho algo indecoroso y haber fallado.Es el pensar que si ciertas personas supiesen lo que hicimos pensarían menos de nosotros y menguaría la estima que nos tienen. La vergüenza llega de varias direcciones. Existe una vergüenza que no tiene nada que ver con lo que hemos hecho y es dañino. Lo podemos llamar "vergüenza familiar" y surge no por lo que has hecho tú, sino por lo que ha hecho tu familia, o por lo que tu familia NO es o no tiene.También puede haberte avergonzado el comportamiento de los miembros de tu familia que ha salido a la luz. Está también la vergüenza por lo que otros te han hecho, por ejemplo el abuso sexual crea un sentimiento profundo de vergüenza aunque no hayas tenido nada que ver con lo que pasó. Y luego está la vergüenza por lo que tú mismo has hecho. No hay nadie en este mundo que no mire atrás con remordimiento por ciertas acciones, palabras o pecados. Lo natural es condenarte, y aunque parece que andas por la calle con la cabeza en alto, realmente por dentro te cuesta mirar a las personas a los ojos, es un sentimiento destructivo y agotador. Si pudieras cubrirte con hojas de higuera lo harías. ¿Qué hacemos con la vergüenza? ¿Cómo podemos liberarnos de ella? Lo primero que tenemos que tener claro es que somos hijos de Dios.¡Tú eres hijo de Dios! La familia en la que naciste no es tu responsabilidad, ni lo que han hecho tus padres, ni tampoco lo que hacen tus hijos adultos.Tú perteneces a la familia de Dios, donde el Padre es Perfecto y es TU Padre. Para superar la vergüenza de lo que otros te han hecho, el primer paso es reconocerlo. Lo llamas por nombre y confiesas que NO eres culpable de lo que pasó; no lo buscaste, ni lo quisiste. Con la ayuda de Dios perdona a tus agresores y busca ayuda profesional. La vergüenza personal, por tus acciones y pecado es la más fácil de superar si lo intentas. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de todo mal" 1 Juan 1:9 NO te tienes que castigar, ni litigar, ni tienes que hacer penitencia.Tampoco ayuda lamentarte ni condenarte. Jesucristo pagó un precio muy alto por nuestro perdón y si no lo recibimos tal como Él lo ha dado --- LIBREMENTE --- le mostramos que no creemos que su sacrificio es suficiente. Cuando no recibimos su perdón estamos diciendo que el castigo que Él recibió, no logra pagar lo que yo hice y necesito castigarme también para terminar de pagar mi deuda. Repite este versículo conmigo:"si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de todo mal" 1 Juan 1:9 Dios te pregunta hoy: ¿Dónde estás? Si estás escondido, es tiempo de salir de ese escondite y permitir que Dios cubra tu desnudez de espíritu y alma con su perdón.

Con gran tristeza comunicamos el fallecimiento del reconocido pastor, maestro bíblico y autor John F. MacArthur, quien partió con el Señor el lunes 14 de julio de 2025, a los 86 años, tras enfrentar una breve pero seria batalla contra la neumonía. MacArthur dedicó más de cinco décadas al servicio del Evangelio, siendo pastor de Grace Community Church desde 1969. A través de su predicación expositiva —verso por verso, centrada en la fidelidad a la Escritura— formó a generaciones de creyentes y líderes cristianos en todo el mundo. Fue fundador del ministerio internacional Grace to You, escuchado por millones cada semana, y presidente de instituciones claves como The Master’s Seminary y The Master’s University, donde su compromiso con la sana doctrina impactó profundamente la educación teológica. Entre sus más de 150 obras publicadas, destaca la Biblia de estudio MacArthur, herramienta que ha bendecido a millones de lectores al profundizar en la Palabra de Dios con claridad y convicción. Hoy, el cuerpo de Cristo despide a uno de sus más firmes defensores. Aunque su voz ya no se escuchará en los púlpitos, su legado permanece en cada vida tocada por su enseñanza y cada verdad bíblica que nos exhortó a abrazar. Elevamos nuestras oraciones por su esposa Patricia, su familia, su iglesia y todos los que lloran su partida. Que su ejemplo nos inspire a vivir una fe fiel, centrada en la Palabra y firme hasta el final. “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” — 2 Timoteo 4:7