¿Cómo se puede respirar cuando sientes que te ahogas, cuando sientes que el agua te llega al cuello?

Te preguntarás ¿Cómo se puede respirar cuando sientes que te ahogas, cuando sientes que el agua te llega al cuello? ya sea que te ahogues en afanes, en preocupaciones, o en la peor de las tormentas que has atravesado, que haya venido con mucho viento en contra, te forma un nudo en la garganta y literalmente sientes que se te escapa el aire. Tomaré esta historia de Pedro para ayudarte a respirar.

Mateo 14: 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.

En esta historia muy conocida, leemos que Jesús se está acercando a la barca donde están los discípulos, en medio de una gran tormenta, caminando sobre el mar. Pedro siendo el más osado le dice que si se trata de Él, su maestro, le permita también hacerlo. Y Jesús se lo concede, PERO al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse.

1-Nos hundimos cuando nos enfocamos en la tormenta y le damos paso al miedo. El primer factor que nos hace dejar de respirar es concentrarnos en eso que nos quita la respiración. Nos dejamos sumergir por el miedo que nos genera la situación, y nos desenfocamos de Jesús y sus promesas. S. Juan 14:27

2-Cuando nos falta la respiración lo mejor es acudir al señor. Pedro era pescador de profesión, a pesar del fuerte viento no era sencillo que se ahogara, él sabía nadar. Pero vemos como el desestimó todos sus conocimientos y cuando se comienza a hundir, cuando el aire comienza a faltarle, cuando comienza a ahogarse, se enfoca en clamar a su padre. Salmos 18:6

3-Cuando deposites enteramente tu confianza en el Señor, cuando le des el absoluto control, Él nos va a llenar de su paz que sobrepasa todo entendimiento, nos hará descansar, nos permitirá respirar de nuevo y se calmará el viento. Hebreos 4:16

Cuando sientas que te quedas sin respiración, que la situación te ahoga, que te roba la paz y te deja sin el aliento necesario aún para orar, recuerda tienes que echar a un lado la duda y el miedo, que desestimar todos tus conocimientos, toda tu fuerza, toda tu capacidad, soltar el control, aprender a confiar, acude a el Señor que es tu oportuno socorro, el que calmará la tormenta, te llevará a tierra firme y te permitirá respirar de nuevo.

¡Te lo dice alguien que luego de luchar por mucho tiempo, hoy respira!

Con amor Jennypher
10 de octubre de 2025
En medio de tanto pecado, Dios siempre quiere librarnos y protegernos. Hay varias historias bíblicas que nos muestran esta gran verdad, una de ellas es como Dios rescató a Lot y su familia de una ciudad llena de pecado y maldad. Otra historia es cuando Dios ordena a Noé crear un arca porque iba a enviar un diluvio a un pueblo lleno de maldad. La palabra nos dice que Noe halló gracia ante los ojos de Dios cuando la tierra estaba llena de maldad, pero Dios protegió a los que caminaban en rectitud. Con estos dos ejemplos bíblicos quiero ilustrarte que Dios siempre quiere protegernos, les dio protección a las familias de Noe y de Lot, aún en medio del pecado, del caos, Dios siempre quiere tenerte apartado para ÉL. ¡Qué lindo es terminar este devocional sabiendo que la protección de Dios es totalmente para mí y está disponible todos los días a todas horas! Ese es el amor de Dios, su cuidado y su protección para cada uno de nosotros. Así que no sólo eres amado, también eres cuidado y protegido por nuestro Dios. Oración: Dios gracias por ayudarme en mi debilidad, gracias por protegerme en medio de mi humanidad, te pido que me ayudes a estar en tu santidad. Amén.
9 de octubre de 2025
¿A cuántos nos ha causado desesperación algún cambio en nuestra vida que no estaba planeado? Josué: un leal escudero de Moisés que pasa a ser su sucesor para ser el instrumento de Dios y así conquistar la tierra prometida. ¿Te puedes imaginar este gran cambio? Una noticia puede causar: dudas, miedos, incertidumbres, desesperación. Por lo general los cambios son así. Y estoy seguro de que en tu vida has tenido que enfrentar cambios, así como laborales, personales, amorosos y, eso no es fácil. Muchas veces los cambios causan dolor, causan tristeza, así como también causan mucha alegría o miedo. Pero la promesa de Dios es que en medio de nuestros cambios promete estar con nosotros. Él no nos va a dejar, no te va a abandonar, siempre estará contigo, a tu lado. ¿Te has sentido solo durante los cambios? Dios está ahí, es tiempo de cobrar ánimo y saber que su protección es grande y por eso incluye nuestra vida personal, nuestras batallas, nuestros cambios y el día de mañana veremos como Dios nos da protección para vivir en santidad. Oración: Dios guíame a tomar las mejores decisiones, y hoy oro para que tu protección pueda estar en cada cambio que vaya a haber en mi vida. Eres mi Padre que nunca me dejas solo. Gracias por cuidarme y amarme. Amén.
8 de octubre de 2025
Una de las características que tiene una batalla es que posee un tiempo definido. Una batalla no es eterna, no es para toda la vida, tiene una fecha de caducidad. Dios promete estar con nosotros en medio de esas temporadas de nuestras vidas, sé que es difícil, sé que es cansado e inclusive doloroso en algunos momentos. Un personaje bíblico que todos conocemos es el rey David, él vivió muchas batallas, tanto físicas, como emocionales y espirituales. Este autor de muchos de los salmos que tenemos hoy en día escribe en el Salmo 46:1 que Dios es nuestro amparo y fortaleza, que es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Así que las batallas no dependen de nuestras habilidades o del lugar. Dependen del Dios tan grande que nos protege en medio de ellas. Si *estás* pasando por una batalla en tu vida, recuerda esto: No *estás* solo. En diferentes circunstancias hemos buscado pronto auxilio en otros lugares, medios o personas, pero debes de saber que el único lugar seguro es Dios. *Él* te da seguridad, *ánimo* y fortaleza en medio de la batalla. Oración: Dios ayúdame en medio de mis batallas, muchas veces me he sentido cansado y débil. Renueva mis fuerzas para poder triunfar y gracias por tu protección en medio de la batalla. Amén.
7 de octubre de 2025
El cierre del gobierno de Estados Unidos de 2025 ocurrió debido a la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos en el Congreso sobre el presupuesto federal. El punto más conflictivo fue el nivel de gasto público, especialmente en programas de salud, ayuda internacional y subsidios sociales. Los demócratas insistieron en mantener los fondos para el programa de salud “Affordable Care Act” y otros beneficios sociales, mientras que los republicanos exigieron recortes profundos al gasto y mayor control del déficit. Al no aprobarse un proyecto de ley de financiamiento antes del 1 de octubre, el presupuesto expiró y el gobierno entró en “shutdown” o cierre federal, una medida que automáticamente suspende actividades consideradas no esenciales. Desde hace meses, las negociaciones entre ambas cámaras del Congreso se estancaron por diferencias ideológicas sobre el tamaño del gobierno y las prioridades de gasto. Además, la falta de consenso sobre cómo asignar fondos a temas como inmigración, defensa, salud y educación agudizó la confrontación. En términos prácticos, el Congreso no aprobó una ley de gastos a tiempo, lo que dejó sin fondos a la mayoría de las agencias federales.Si el cierre continúa, el impacto será cada vez más profundo. A corto plazo, más agencias federales podrían quedarse sin fondos, provocando demoras en beneficios como el Seguro Social, la asistencia alimentaria (SNAP) y la atención a veteranos. A mediano plazo, el país podría enfrentar rebajas en su calificación crediticia y menor inversión extranjera si los mercados perciben una falta de estabilidad fiscal. Las negociaciones en el Congreso seguirán en los próximos días, pero los analistas advierten que no hay señales de un acuerdo inmediato. Los demócratas presionan por un presupuesto equilibrado que mantenga los programas sociales, mientras los republicanos buscan imponer límites estrictos al gasto. Si el estancamiento se prolonga, el presidente Donald Trump podría enfrentar una fuerte caída en su aprobación y una creciente presión pública para intervenir directamente y negociar un compromiso bipartidista. En conclusión, el cierre del gobierno estadounidense no solo es un conflicto presupuestario, sino una lucha política por el rumbo del país. Las consecuencias económicas y sociales se agravan cada día, y el desenlace dependerá de la capacidad de ambas partes para alcanzar un acuerdo que permita reabrir el gobierno y restablecer la confianza de los ciudadanos.
7 de octubre de 2025
¿Hay alguna área de tu vida en la que necesites la protección de Dios? Yo creería que sí, todos deseamos la protección de Dios en nuestra vida. Hay un personaje bíblico que siempre ha impactado mucho mi vida y este es Moisés. Vemos como desde su nacimiento Dios le ha brindado protección. Puedes leer su historia en Éxodo 2. Siendo niño, hermoso, es escondido porque el faraón había dado una orden en el capitulo anterior de que mataran todos los niños varones hebreos que nacieran y dejaran solo con vida a las niñas. Dios cuidó de él, lo protegió para que viviera, porque tenía un propósito y este era liberar a un pueblo de la esclavitud y guiarlos a la tierra prometida. No sé cuál es tu situación, pero si estás leyendo esto es porque Dios ha tenido cuidado de ti, y Dios quiere seguir cuidándote para seguir cumpliendo el propósito de ÉL en tu vida. Dios quiere cumplir sus promesas y tú debes estar confiado en que ÉL te dará su protección en cualquier lugar que necesites. Dios es un Dios de amor, que te cuida y protege porque eres especial. Has nacido para un propósito increíble. Oración: Toma unos minutos para pedirle a Dios por cada área en tu vida donde necesites protección, no sé por cual situación estas pasando, pero Dios tiene el control. Pide protección para tu vida. Amén.
6 de octubre de 2025
¿Cuántas veces te has sentido solo? ¿Indefenso? ¿Que necesitas un lugar seguro? Si te has sentido así, este devocional es para ti. ¿Sabías que hay alguien que nos da una protección divina? Dios posee muchos atributos, uno de ellos es que es un Dios lleno de amor. Ese amor se desborda en darnos una protección divina, un cuidado personal en cada una de nuestras distintas áreas de nuestra vida. Cuando estés pasando momentos difíciles, tribulaciones o alguna prueba recuerda quién es Dios en tu vida y que su protección y cuidado hoy están a tu favor. Él tiene cuidado de ti, así como los padres tienen cuidado de sus hijos recién nacidos. Dios está dispuesto no solo a cuidarte, sino a enseñarte cuál es el camino correcto y las decisiones que debes tomar en tu vida. La divina protección de Dios estará al cuidado de cada circunstancia y batalla en tu vida, no estás solo o sola en esta vida, tienes al más grande de tu lado. Su nombre es Alfa y Omega; Principio y el Fin; el que es, el que era y el que ha de venir; el Todopoderoso. Solo en Dios hay salvación, solo en Dios hay cuidado, solo en Dios habrá refugio. Esta es su divina protección. Oración: Hoy es un buen tiempo para agradecer a Dios por su protección. Toma unos minutos y agradécele por cada área en tu vida, donde has visto la mano de Dios protegiendo y cuidando tu vida. Amén.
4 de octubre de 2025
A veces sentimos que los demás no merecen nuestro perdón por lo que han dicho o hecho. Nos sentimos justificados al negarles el perdón, pero en verdad, sólo estamos almacenando más ira, amargura y tristeza. Perdonar a los demás realmente nos da la libertad de seguir adelante con nuestro dolor. El hecho de que hayamos sido heridos en el pasado no significa que debamos dejar de lado a los demás o cerrar nuestro corazón. No debemos poner los pecados de las personas de nuestro pasado sobre aquellos a quienes conozcamos en el futuro. Esa vida limitada no es lo que Dios quiere para nosotros. Cuando elegimos rendirnos a la voluntad de Dios para nuestras vidas y perdonar diariamente, podemos vivir cada día como un hijo restaurado de Dios. Podemos estar disponibles, comprometidos y ser transparentes con las personas de nuestra vida, sabiendo que Dios es nuestro protector infalible. Podemos vivir desde una identidad que proviene de lo que Cristo dice que somos, no de lo que otros dicen de nosotros. En mi experiencia, las personas heridas hieren a otras personas. Cuando somos capaces de ver que quienes nos rodean también están heridos, no se convierten en nuestros enemigos sólo porque nos odian. Empezamos a reconocer que algo en su pasado les hace actuar por su dolor. Esto debería encender nuestra compasión, no nuestra ira. Al igual que nosotros, están heridos y necesitan perdón, sanación y restauración. Tenemos un enemigo muy real, pero no es la gente que nos ha herido. Es un enemigo espiritual que quiere destruir nuestra alegría, nuestra paz y nuestras relaciones. Incluso después de perdonar, tenemos que permanecer vigilantes. Nuestro enemigo hará todo lo posible para arrastrarnos de nuevo al dolor y causar destrucción en nuestras vidas. Debemos ponernos toda la armadura de Dios cada día y combatir las artimañas del enemigo perdonando a los demás como Cristo nos perdonó primero. Con la ayuda de Dios, podemos llegar a un lugar donde le confiamos completamente nuestro pasado y nuestro futuro. Él utiliza lo que ha sucedido en nuestras vidas para acercarnos más a Él. Fortalece nuestra fe hasta que sabemos que Él nos sanará de nuevo porque nos sanó antes, y le da a nuestro dolor un propósito al usarnos para alentar a alguien más. Cuando entregamos nuestro dolor y permitimos que Dios nos sane, podemos perdonar libremente a otros y estar agradecidos por cualquier cosa que ocurra porque sabemos que Él usará nuestra historia para su gloria. Estamos llamados a amar más y a perdonar más a medida que nos volvemos más como Jesús. Al terminar este Plan, comprométete a continuar con el duro trabajo de perdonar a los demás. Considera releer este Plan mientras confías en que Dios sanará tus heridas, una capa a la vez. Oramos para que Dios use este Plan para ministrar tu corazón.
3 de octubre de 2025
Con el poder restaurador de Dios que vive dentro de nosotros, podemos aprender a confiar y ser vulnerables con las personas de nuevo después de haber sido heridos. Pero eso no siempre significa que las cosas deban volver a ser como antes. Establecer límites es saludable y necesario en este mundo roto. Cuando perdonamos a alguien, no significa que tengamos que aceptar su mal comportamiento en el futuro o ponernos voluntariamente en peligro de nuevo. De hecho, al no tener límites establecidos, esencialmente estamos diciendo que no creemos que merezcamos que nos traten bien. Pero cuando ponemos límites saludables, estamos declarando que somos dignos de amor y respeto. Ahora bien, hay una diferencia entre límites y muros. Los límites dan a los demás las reglas para interactuar con nosotros, mientras que los muros mantienen a todos a distancia. Como seguidores de Cristo, es importante que aprendamos a encontrar el equilibrio adecuado entre la asertividad y la vulnerabilidad. Los límites son necesarios para proteger lo que es sagrado para nosotros. Si no nos gusta la persona en que nos convertimos cuando estamos con alguien, debemos limitar la cantidad de tiempo que pasamos con esa persona. Si alguien nos hace sentir menos de lo que Dios nos hizo ser, debemos defendernos y poner límites. Se supone que debemos amar a nuestros enemigos, pero eso no significa que tengamos que comer con ellos. Los límites saludables implican hacer cambios si hay personas con las que no es seguro o no es prudente estar. A veces nos ponemos en situaciones peligrosas o dolorosas porque deseamos desesperadamente que los demás conozcan a Jesús. Pero tenemos que entender que, aunque Él decida utilizarnos, Dios no nos necesita para salvarlos. Él ya está persiguiendo sus corazones, y no se detendrá. Si no es prudente estar cerca de alguien, ámalo desde lejos orando por él. A veces los límites que necesitamos no son externos sino internos. Decimos cosas terribles sobre nosotros mismos que nunca diríamos sobre otra persona. Incluso los comentarios casuales, como “soy un idiota” o “hoy tengo un aspecto horrible”, pueden afectar nuestros sentimientos de autoestima con el tiempo. Cuando estemos tentados a hablar o pensar negativamente sobre nosotros mismos, debemos hablar de la verdad bíblica sobre nuestras vidas. Debemos recordar que Dios nos ve como su obra maestra y combatir cada mentira con la verdad. Piensa en el dolor que estas intentando perdonar, y considera qué límites necesitas poner para protegerte de futuros daños. Ya sea pasando menos tiempo con alguien, diciéndole que no está bien que te hable con dureza o cambiando tu propio vocabulario sobre ti mismo, pídele a Dios que te ayude a lograr un equilibrio saludable con tus límites.
2 de octubre de 2025
Si dejamos que el dolor haga eco en nosotros, se apoderará de nuestras vidas. En cambio, Dios nos ofrece restauración. Es a través de nuestra entrega y por su poder sanador que Dios es capaz de recomponernos mejor de lo que nunca estuvimos. A menudo, creemos mentiras sobre nosotros mismos como resultado de las cosas hirientes que nos han dicho y hecho. Pero cuando renunciamos a las mentiras que vienen con las heridas, Dios las reemplaza con la verdad. Él reforma nuestra identidad basándose en lo que Él dice de nosotros y no en la forma en que fuimos tratados. Nos restaura a la obra maestra que creó antes de que fuéramos derribados por las tormentas, la demolición y la destrucción. La restauración es donde comenzamos a caminar en la verdad de que no somos lo que nos sucedió o lo que se dijo de nosotros: somos hijos de Dios. Aunque otros nos rechacen, Él nunca lo hará. No somos víctimas; ¡somos victoriosos en Cristo! Es un cambio de mentalidad y enfoque para reconocer que somos vencedores por la sangre de Jesús. La restauración es el negocio en el que Él está. Él resucitó a Lázaro de entre los muertos. Hizo que los cojos caminaran y los ciegos vieran. Es lo que Él hace: repara, sana y da vida. Cuando le confiamos nuestro dolor y le confiamos nuestro futuro, Él es fiel para devolverle la vida a los corazones endurecidos. Me hace pensar en una casa. Cuando la edad y el clima la han desgastado con el tiempo, las casas necesitan ser reparadas por alguien con experiencia. Para restaurar una casa, los constructores no se limitan a repintar las paredes e instalar una alfombra nueva. Construyen unos nuevos cimientos y refuerzan la estructura para que pueda resistir el desgaste futuro. Al igual que una casa, necesitamos reparar nuestros cimientos antes de realizar cualquier embellecimiento externo. La verdadera restauración significa tomarse el tiempo para pasar por una profunda sanación con Dios, para que no sólo podamos perdonar a los demás, sino ser vulnerables con ellos de nuevo. La restauración significa amar a los que nos hieren por obediencia a Cristo, y porque queremos ser más como Él. Con una casa bien construida, pueden venir fuertes vientos y no se derrumbará. En nuestras vidas, la presencia de Dios es suficiente para renovar nuestras mentes, guiarnos hacia una paz que sobrepasa todo entendimiento y ayudarnos a amar bien a los demás a pesar de la tormenta que sopla a nuestro alrededor. Mientras continúas con el proceso de sanación, declara tu fe en el poder de restauración de Dios y pídele que restaure las piezas rotas de tu vida. Pídele que te revele su verdad sobre quién eres y deja que eso, y no tu dolor, reine sobre ti. Finalmente, pídele a Dios que ablande tu corazón para que puedas amar plenamente a las personas que te rodean.
1 de octubre de 2025
Recuerdo cuando era pequeña y me caía y me raspaba la rodilla. Sabía que eso significaba que el temido tratamiento con agua oxigenada no tardaría en llegar, ¡pero lo posponía todo lo posible porque escocía muchísimo! Por mucho que razonara, nunca conseguía que me lo echaran una sola vez sobre la herida. Siempre había que repetirlo hasta que quedara limpio, y soplar sobre él sólo me aliviaba un poco. No era una experiencia agradable, pero sí necesaria para curarme. Al igual que la cura de una rodilla raspada, sabemos que la sanación de las ofensas pasadas no es instantánea. Normalmente, cuánto más grande y profunda es la herida, más largo y doloroso es el proceso de sanación. Para que sanemos por completo y seamos capaces de perdonar libremente, necesitamos una ayuda que sólo viene de Jesús. Entregar nuestro dolor a Dios le permite comenzar a limpiar la amargura y la ira que, de otro modo, podrían supurar en nuestro interior y propagar la infección a lo largo de nuestra vida. Puede ser increíblemente difícil para nosotros volver a visitar las heridas del pasado. Pero cuando dejamos que Dios entre en esos espacios que nos duelen, Él nos ayudará a liberar nuestro resentimiento y nos dará la fuerza para perdonar. Mientras que superamos el dolor, podemos mostrar nuestros verdaderos sentimientos a Dios. Él puede manejar nuestras emociones, ya sea de rabia o de dolor. Él quiere escuchar de nosotros, nuestra vida, incluso cuando es fea e imperfecta. Podemos gritarle o llorarle. Podemos pensar las palabras que no nos atrevemos a decir o gemir las que no sabemos cómo decir. Podemos escribir nuestras oraciones o cantarlas a pleno pulmón. Sea cual sea el método de comunicación que elijamos, Dios sólo quiere estar ahí. Como una rodilla raspada que se endurece al cicatrizar, Dios nos hace más fuertes a medida que nos sana. Él desarrolla nuestra perseverancia y le da un propósito a nuestro dolor. Aunque nuestras heridas pueden dejar cicatrices que se convierten en una parte de nuestra historia, no son parte de nuestra identidad. Podemos dejar ir nuestro dolor, pedirle a Dios que nos sane y elegir perdonar. Haz una pausa para revisar algo que te cuesta perdonar. Piensa en cómo te hizo sentir, en lo que crees de ti mismo como resultado, y en cómo ha afectado a tus relaciones. Luego declara que ya no tiene poder sobre ti y que está perdonado; pide a Dios que te ayude a sentirlo en tu corazón.
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