Dios pregunta: ¿Quién te ha dicho que estás desnudo?

Recuerda que no somos nosotros los únicos que tenemos el derecho de hacer preguntas. Dios también hace preguntas que confrontan cuestiones en nuestros corazones. Cuando le escuchamos y respondemos con corazón abierto, Él transforma nuestras ideas y su verdad deja huella permanente en nuestro corazón.
La segunda pregunta que Dios le hace a Adán, es: "¿Quién te ha dicho que estás desnudo?". En otras palabras: "Adán, ¿de dónde ha sacado tus ideas ya quién has estado escuchando?" Es una pregunta que todos necesitamos escuchar e intentar contestar. ¿Cuáles son las voces que nos condicionan para entretener ciertos pensamientos y cierta manera de pensar?
¿Quién te dice cómo tienes que ser?
¿Quién te dice cómo tienes que actuar?
¿Quién te dice cómo tienes que vestir?
¿Quién te dice que debes valorar?
¿Quién te dice lo que tienes que tener?
¿De dónde sacas tus ideas?
Dios no te juzga por lo que llega a tus oídos, ni las dudas que entra en tu mente, pero sí te ha provisto con la verdad. Puedes llenar tu vida con la verdad de Dios revelada en la Biblia para que las mentiras no te destruyan.
Esta es la primera mentira inventada por el diablo, que vestía de serpiente en el Huerto de Edén.
Y la serpiente dijo a la mujer: seguramente no moriréis.Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal. Génesis 3:4-5
La mentira consistía en la idea de que había una existencia más completa si actuasen independientemente de Dios. El mundo sigue ofreciendo cosas que prometen mucho, pero al tocarlas y probarlas te das cuenta que no cumplen lo que prometen. Por eso Dios sigue preguntando: "¿Quién te ha dicho?"
El diablo te habla a través de la cultura y la sociedad, y si no tienes cuidado y te entretienes con lo que el enemigo habla, sus palabras empiezan a cobrar sentido.
No solo influye en tu forma de actuar, también forman tu manera de percibirte. Si escuchamos las palabras del diablo y las rumiamos, se define en nuestras propias palabras y el enemigo ya no nos tiene que mentir, porque nos mentimos nosotros solos. Cuando te autocritiques, calla tu corazón y escucha la voz de tu Padre que te pregunta: "¿Quién ha dicho que eres eso? Yo no".

Estamos acostumbrados a hacerle preguntas a Dios. A menudo le preguntamos el porqué de esto y el porqué de aquello. Normalmente nuestras preguntas tienen que ver con nuestras circunstancias y con cosas que nos pasan. Dios también hace preguntas y nos conviene escucharlas. Sus preguntas confrontan cuestiones en nuestros corazones que a veces ni sabemos que existen y cuando las respondemos con sinceridad aclaran confusión y nos llevan a un lugar de confianza y descanso… Y oyeron al SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto.Y el SEÑOR Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás? Génesis 3:8-9 La primera pregunta que Dios hizo a un ser humano fue en el Huerto de Edén. Preguntó: ¿Dónde estás? La Biblia da a entender que Adán y Eva tenían una relación de amistad y compañerismo tan estrecha con Dios que paseaban juntos en el huerto.Después de que pecaron, se escondieron de él y no estaban en el lugar de encuentro habitual.Es obvio que Dios sabía dónde estaban, pero preguntó de todas formas.Hizo la pregunta para qué ellos mismos responderían, quería entablar una conversación con ellos y empezar a reconstruir la relación que ellos habían roto.Dios buscaba la reconciliación. Es interesante que Dios fue en busca de ellos aunque ellos no lo querrían ver. Adán responde a la pregunta: "Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí". Adán y Eva habían estado desnudos desde el principio y nunca se habían escondido de Dios.Su desnudez nunca había sido una preocupación, ni tampoco habían sentido temor de su presencia. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.Génesis 2:25 De arrepentirse se sintieron vulnerables, descubiertos, expuestos y hasta amenazados. No sólo estaban conscientes de que sus cuerpos físicos estaban expuestos; también sus espíritus y sus emociones estaban desnudos. Era una nueva sensación para Adán y Eva. Pudieron cubrir sus cuerpos con hojas de árboles, pero no había nada que pudiera tapar la vergüenza y el temor.Estaban sintiendo cosas que nunca habían sentido. La vergüenza es el sentimiento de culpa, de haber hecho algo indecoroso y haber fallado.Es el pensar que si ciertas personas supiesen lo que hicimos pensarían menos de nosotros y menguaría la estima que nos tienen. La vergüenza llega de varias direcciones. Existe una vergüenza que no tiene nada que ver con lo que hemos hecho y es dañino. Lo podemos llamar "vergüenza familiar" y surge no por lo que has hecho tú, sino por lo que ha hecho tu familia, o por lo que tu familia NO es o no tiene.También puede haberte avergonzado el comportamiento de los miembros de tu familia que ha salido a la luz. Está también la vergüenza por lo que otros te han hecho, por ejemplo el abuso sexual crea un sentimiento profundo de vergüenza aunque no hayas tenido nada que ver con lo que pasó. Y luego está la vergüenza por lo que tú mismo has hecho. No hay nadie en este mundo que no mire atrás con remordimiento por ciertas acciones, palabras o pecados. Lo natural es condenarte, y aunque parece que andas por la calle con la cabeza en alto, realmente por dentro te cuesta mirar a las personas a los ojos, es un sentimiento destructivo y agotador. Si pudieras cubrirte con hojas de higuera lo harías. ¿Qué hacemos con la vergüenza? ¿Cómo podemos liberarnos de ella? Lo primero que tenemos que tener claro es que somos hijos de Dios.¡Tú eres hijo de Dios! La familia en la que naciste no es tu responsabilidad, ni lo que han hecho tus padres, ni tampoco lo que hacen tus hijos adultos.Tú perteneces a la familia de Dios, donde el Padre es Perfecto y es TU Padre. Para superar la vergüenza de lo que otros te han hecho, el primer paso es reconocerlo. Lo llamas por nombre y confiesas que NO eres culpable de lo que pasó; no lo buscaste, ni lo quisiste. Con la ayuda de Dios perdona a tus agresores y busca ayuda profesional. La vergüenza personal, por tus acciones y pecado es la más fácil de superar si lo intentas. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de todo mal" 1 Juan 1:9 NO te tienes que castigar, ni litigar, ni tienes que hacer penitencia.Tampoco ayuda lamentarte ni condenarte. Jesucristo pagó un precio muy alto por nuestro perdón y si no lo recibimos tal como Él lo ha dado --- LIBREMENTE --- le mostramos que no creemos que su sacrificio es suficiente. Cuando no recibimos su perdón estamos diciendo que el castigo que Él recibió, no logra pagar lo que yo hice y necesito castigarme también para terminar de pagar mi deuda. Repite este versículo conmigo:"si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de todo mal" 1 Juan 1:9 Dios te pregunta hoy: ¿Dónde estás? Si estás escondido, es tiempo de salir de ese escondite y permitir que Dios cubra tu desnudez de espíritu y alma con su perdón.

Con gran tristeza comunicamos el fallecimiento del reconocido pastor, maestro bíblico y autor John F. MacArthur, quien partió con el Señor el lunes 14 de julio de 2025, a los 86 años, tras enfrentar una breve pero seria batalla contra la neumonía. MacArthur dedicó más de cinco décadas al servicio del Evangelio, siendo pastor de Grace Community Church desde 1969. A través de su predicación expositiva —verso por verso, centrada en la fidelidad a la Escritura— formó a generaciones de creyentes y líderes cristianos en todo el mundo. Fue fundador del ministerio internacional Grace to You, escuchado por millones cada semana, y presidente de instituciones claves como The Master’s Seminary y The Master’s University, donde su compromiso con la sana doctrina impactó profundamente la educación teológica. Entre sus más de 150 obras publicadas, destaca la Biblia de estudio MacArthur, herramienta que ha bendecido a millones de lectores al profundizar en la Palabra de Dios con claridad y convicción. Hoy, el cuerpo de Cristo despide a uno de sus más firmes defensores. Aunque su voz ya no se escuchará en los púlpitos, su legado permanece en cada vida tocada por su enseñanza y cada verdad bíblica que nos exhortó a abrazar. Elevamos nuestras oraciones por su esposa Patricia, su familia, su iglesia y todos los que lloran su partida. Que su ejemplo nos inspire a vivir una fe fiel, centrada en la Palabra y firme hasta el final. “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” — 2 Timoteo 4:7

No solo somos libres de algo, somos libres para algo. Somos libres para ayudar a otros a ser libres. En otras palabras, la misión de Jesús es nuestra misión. Lo que me encanta del inicio del ministerio de Jesús en Lucas 4 es la claridad que aportó a su misión. Tras 40 días de prueba en el desierto, visita el templo y comienza a leer un rollo, uno que los judíos habían estado leyendo durante siglos. Jesús crea este momento de "soltar el micrófono" al declarar el cumplimiento de la Palabra: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena nueva a los pobres. Me ha enviado a proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a proclamar el año del favor del Señor. Jesús está diciendo básicamente: “Yo soy el hombre que tú y todos tus antepasados han estado esperando durante miles de años”. Si la misión de Jesús se ha convertido en nuestra misión, entonces puedes encontrar tu parte respondiendo estas preguntas: Buenas noticias para los pobres: ¿Cómo puedo compartir a Cristo con aquellos en mi vida que son física, emocional o espiritualmente pobres? Libertad para los prisioneros: ¿Cómo puedo ayudar a otros a romper la esclavitud del miedo, el dolor y la vergüenza y presentarles al Hijo de Dios que los libera? Visión para los ciegos: ¿Cómo puedo ayudar a las personas a ver lo que no pueden ver o a ver lo que Dios ve en ellas? ¿Cómo puedo promover y nutrir la sanación en la vida de alguien? Libertad para los oprimidos: ¿Cómo puedo llevar la carga de alguien hoy? ¿Cómo puedo aliviar el peso que sienten quienes me rodean? ¿Has notado cómo nos atraen las personas que viven plenamente su libertad? La vida es más que saber que tenemos un Salvador. Es también vivir nuestra salvación. Jesucristo nos liberó y podemos vivir una vida libre de hecho y de verdad. Oración Dios, te alabo por la libertad que me das en Cristo. Es por tu fuerza y poder que puedo perdonar. Ayúdame a seguir eligiendo una vida impulsada por la fe, la esperanza y el amor, sabiendo que soy plenamente adoptado como tu hijo. Jesús, tu misión es la mía. Muéstrame qué papel quieres que desempeñe hoy para guiar a otros hacia una vida verdaderamente libre. Amén.

Jesús nos equipa para vivir en libertad. Cuando las presiones y los ataques de la vida nos asaltan, somos todo menos impotentes. Tenemos fe, verdad, justicia, paz, la palabra de Dios, recursos divinos mediante la oración, y nos tenemos los unos a los otros. Lo que me encanta de la imagen de la armadura que describe Pablo es que muestra una verdad externa sobre una realidad interna. La imagen de la armadura física refleja exactamente el papel que Dios desempeña por nosotros espiritualmente. Él nos cubre, nos ayuda y nos protege en Cristo. Piénsalo… Cinturón: ¿Quién es nuestra verdad?…Jesucristo. Coraza: ¿Quién es nuestra justicia?…Jesucristo. Escudo: ¿Quién es el autor y consumador de nuestra fe?…Jesucristo. Casco: ¿Quién es nuestra salvación?…Jesucristo. Espada: ¿Quién es el Verbo hecho carne?... Jesucristo. Zapatos: ¿Quién es el Príncipe de la paz?…Jesucristo. Recuerda, no luchamos por la victoria, ¡luchamos desde la victoria! Él ya ganó. No esperamos una victoria futura: cuando Cristo murió y resucitó, selló el trato. La deuda de la humanidad fue saldada. Por eso nos revestimos de Cristo, sabiendo que en él Dios nos ha dado poder divino para derribar fortalezas y nos ha liberado. Lo sorprendente de la ilustración de Pablo sobre la armadura de un soldado romano es que también muestra su punto más débil: la espalda. Esta infantería romana de élite tenía formaciones avanzadas llamadas falanges, donde cada soldado protegía la espalda de otro. ¡Literalmente se protegían las espaldas! Se podría decir que esto significa que tu armadura no es solo para ti. Mi armadura no solo puede protegerme a mí, sino también a ti. Por eso es tan importante que hablemos de la verdad de Dios, oremos por y en nombre de los demás, y compartamos la fidelidad de Dios. Oración Señor, ¡vísteme hoy con tu armadura! Ármame para estar listo y preparado para la victoria. Dame ojos para ver cómo puedo proteger a otros con lo que me has dado. Ayúdame a dominar todas las piezas de la armadura para que, cuando lleguen las batallas, esté equipado para seguir adelante, confiando plenamente en ti. Amén.

Tengo un amigo que fue de misión a Haití después de un terremoto devastador. Su trabajo consistía en servir comida a los huérfanos que vivían en las calles. La mayoría de los niños estaban acostumbrados a la mendicidad y traían sus cuencos para que se los llenaran. Una vez que terminaban su primera ración, los niños se dispersaban solos y no volvían a por más. El equipo no lo entendía. Había suficiente para que los niños volvieran a servirse. Un vecino del pueblo finalmente les dijo al equipo que los huérfanos no creían que merecieran una segunda ración. En muchos sentidos, podemos sentirnos como huérfanos espirituales, viviendo de las sobras de este mundo para saciar nuestros apetitos y sin darnos cuenta de que Dios tiene mucho más para nosotros: su segunda porción. ¡La verdad es que tú vales todo lo que Dios tiene para ti! Hemos sido adoptados por la realeza. ¿Cuándo fue la última vez que viste a un príncipe o una princesa mendigando? Cristo vino a reemplazar nuestra copa de mendigo con la copa del Rey, y la llenará continuamente para que podamos dar de más a los demás. Pero aquí está la tensión diaria: podemos elegir vivir como huérfanos o como adoptados. ¿Quién serás hoy? Oración Dios, te doy gracias porque eres mi Padre y yo soy tu hijo. Ayúdame a vivir hoy de una manera que refleje tu bondad, tu amor y tu poder. Elijo verme como tú me ves y ver a los demás como tú los ves. Te alabo, Jesús, por mi adopción. Amén.

De lo que hablaremos hoy es sin duda la idea más sencilla y catalizadora que he encontrado en mi búsqueda de libertad en Cristo. Las Escrituras nos muestran que cuando el pecado entró en el mundo, trajo consigo estas tres jaulas: miedo, dolor y vergüenza. Todos estamos quebrantados en estas áreas. Tenemos miedos que nos paralizan, dolores que nos derrotan y pensamientos vergonzosos que distorsionan nuestra verdadera identidad en Cristo. La buena noticia es que Cristo nos dio las llaves para salir de estas jaulas. Fe. Esperanza. Amor. La fe para creer quiénes somos verdaderamente en Cristo derriba nuestra vergüenza. La esperanza para perseverar en el dolor. El amor que expulsa todo temor. Podemos encontrarnos lidiando con una vida guiada por el miedo, el dolor o la vergüenza: guardamos secretos. Usamos máscaras. Creemos mentiras. Sin embargo, una vida de fe, esperanza y amor se caracteriza por lo contrario: ¡la confianza, la transparencia y la verdad de Dios!

Japón ha establecido un nuevo récord mundial en velocidad de transmisión de datos al alcanzar los 1.02 petabits por segundo, según informó el Instituto Nacional de Tecnología de la Información y las Comunicaciones (NICT). Esta cifra equivale a descargar todo el catálogo de plataformas como Netflix en tan solo un segundo. El logro fue posible gracias al uso de tecnología de fibra óptica avanzada, desarrollada sobre una infraestructura compatible con redes ya existentes. Esto representa un paso significativo hacia la próxima generación de telecomunicaciones, con aplicaciones potenciales en inteligencia artificial, salud, educación, ciudades inteligentes y redes móviles como 5G y 6G. El experimento se llevó a cabo utilizando cuatro núcleos de fibra óptica y técnicas de modulación de última generación. Esta innovación no solo marca un hito técnico, sino que también posiciona a Japón como líder mundial en desarrollo tecnológico. El avance refuerza el compromiso del país asiático con la innovación digital, estableciendo nuevas bases para una era de hiperconectividad a escala global.

Ocho palabras. Si este plan de lectura te permite interiorizar estas ocho sencillas palabras, valdrá la pena. He pasado la mayor parte de mi vida escuchándolas, pero no experimentándolas plenamente ni viviéndolas a diario. Las ocho palabras se encuentran en Juan 8:36: “A quien el Hijo libera, es verdaderamente libre”. Entendí fácilmente las primeras palabras: gracias a que Jesucristo pagó el precio por mí en la cruz, soy libre del pecado y de la muerte. Fueron esas tres últimas palabras las que me costaron entender: «…es verdaderamente libre». En mi caso, no empecé a vivir en esa libertad de «verdad» hasta que aprendí las lecciones de este plan de lectura. Primero, entendamos que ser “verdaderamente libres” comienza con el perdón. Todos tenemos personas en nuestra vida que nos han lastimado verbal, emocional, física o incluso espiritualmente. Y ese dolor nos genera rencor: lo revivimos una y otra vez cuando recordamos el dolor o lo experimentamos de nuevo. En un mundo ideal, quien nos ofendió vendría a pedirnos perdón, pero eso podría no ocurrir nunca. Para romper la atadura de este dolor en nuestras vidas, necesitamos liberarnos de la idea de desquitarnos, ya sea que se manifieste en nuestros pensamientos, palabras o acciones. El poder del Evangelio que compartimos proviene de saber que cada ofensa —la mía y la de los demás— ha sido pagada. Así, entregamos el dolor, los rencores y a la persona involucrada a Dios, y confiamos en que Él nos dará justicia y misericordia. El perdón es el primer paso para vivir en libertad, porque la prioridad de Dios es tu corazón. Cuando tu corazón es recto, la vida en libertad llegará. Entonces, ¿a quién en tu vida necesitas perdonar? Oración Cuando estés listo, haz esta oración: «Dios, perdono a (insertar nombre) y renuncio a mi derecho a vengarme de él. Te entrego el dolor y los rencores, y confío en tu voluntad de justicia y misericordia para su vida. Gracias, Jesús, por hacer lo mismo por mí. Amén».

¿Cómo se puede respirar cuando sientes que te ahogas, cuando sientes que el agua te llega al cuello?
Te preguntarás ¿Cómo se puede respirar cuando sientes que te ahogas, cuando sientes que el agua te llega al cuello? ya sea que te ahogues en afanes, en preocupaciones, o en la peor de las tormentas que has atravesado, que haya venido con mucho viento en contra, te forma un nudo en la garganta y literalmente sientes que se te escapa el aire. Tomaré esta historia de Pedro para ayudarte a respirar. Mateo 14: 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. En esta historia muy conocida, leemos que Jesús se está acercando a la barca donde están los discípulos, en medio de una gran tormenta, caminando sobre el mar. Pedro siendo el más osado le dice que si se trata de Él, su maestro, le permita también hacerlo. Y Jesús se lo concede, PERO al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. 1-Nos hundimos cuando nos enfocamos en la tormenta y le damos paso al miedo. El primer factor que nos hace dejar de respirar es concentrarnos en eso que nos quita la respiración. Nos dejamos sumergir por el miedo que nos genera la situación, y nos desenfocamos de Jesús y sus promesas. S. Juan 14:27 2-Cuando nos falta la respiración lo mejor es acudir al señor. Pedro era pescador de profesión, a pesar del fuerte viento no era sencillo que se ahogara, él sabía nadar. Pero vemos como el desestimó todos sus conocimientos y cuando se comienza a hundir, cuando el aire comienza a faltarle, cuando comienza a ahogarse, se enfoca en clamar a su padre. Salmos 18:6 3-Cuando deposites enteramente tu confianza en el Señor, cuando le des el absoluto control, Él nos va a llenar de su paz que sobrepasa todo entendimiento, nos hará descansar, nos permitirá respirar de nuevo y se calmará el viento. Hebreos 4:16 Cuando sientas que te quedas sin respiración, que la situación te ahoga, que te roba la paz y te deja sin el aliento necesario aún para orar, recuerda tienes que echar a un lado la duda y el miedo, que desestimar todos tus conocimientos, toda tu fuerza, toda tu capacidad, soltar el control, aprender a confiar, acude a el Señor que es tu oportuno socorro, el que calmará la tormenta, te llevará a tierra firme y te permitirá respirar de nuevo. ¡Te lo dice alguien que luego de luchar por mucho tiempo, hoy respira! Con amor Jennypher

Agobiada por lo que pasó, pasa y pasará, con el corazón comprimido, ojos hinchados y un alma que está cansada y dice no poder más!! Salió a caminar sin rumbo, sin dirección aparente, sólo necesitaba respirar, tenía que descansar! No podía más!! Debajo de un gran árbol, dejó fluir todo!! Su exceso de preocupaciones, sus exigencias a ella fuera de lo normal, dejo fluir el temor. Y es que aunque la veían sola debajo de ese árbol no lo estaba!! Tenía la mejor compañía, el abrazo más cálido que cualquiera pueda recibir, la voz más tierna que le decía *mis planes son mejores* ¿Has perdido la musa mi princesa? Por favor Mírate al espejo, he puesto mi arte en ti, cada detalle lo hice para ti porque te amo como la niña de mis ojos!! Hecha sobre mi tus cargas, yo te ayudo, esfuérzate y se valiente ya falta menos!! Te amo y no estás sola!! Y al final no solo respiró, volvió a la vida🦋 Hoy puedes ser tu esa persona que encuentre su momento perfecto con el Padre, ese momento en el que puedas volver al respirar, que puedas volver a sentir la dulce frisa del Espíritu Santo soplando en tu vida. Sé que a veces se nos hace muy difícil ver a Dios en medio de nuestras adversidades, pero hoy cierra tus ojos donde te encuentres y siente ese abrazo cálido del Padre, igual como el señor me acompañó aquel día debajo del gran árbol puede acompañarte a ti en el lugar donde estás, confía y no olvides que Él te ama como nadie. Pido a Dios que puedas encontrar descanso en sus brazos. Con amor Karen